Defendiendo el anillo
Olvidado el calvario con las lesiones del pasado verano, Marcus Lemmeis dedicó el del año 2029 a engrandecer aún más su leyenda. Con el dorsal 9 que leyendas como Jordan o Barson habían elevado a los cielos, el jugador estrella de los Lakers se echó el equipo norteamericano a la espalda para mantenerlo imbatible en un Campeonato Panamericano que dominó Estados Unidos, al ritmo de su buque insignia, de principio a fin.
Con mucho baloncesto por mostrar y sin haber saciado su sed de triunfo, lograría otro MVP (quinto en lo que iba de año tras el del All-Star, temporada regular, finales y campeonato panamericano) en la victoria de su equipo ante el CSKA de Moscú en la final del Campeonato Mundial. Los Lakers volvían a dominar el mundo de la canasta y nadie, ni siquiera Wilton o Barson, podían discutir la hegemonía de aquel joven de 22 años.
Conscientes de ello, los Wizards se reforzaron sin importar el rebasar el límite salarial. El jugador que había logrado el MVP con los Mavericks, Terry Norman, llegaba a la capital, harto de intentos fallidos en Indianápolis primero y en la ciudad tejana más tarde. Junto a Wilton formarían la pareja interior más demoledora, quizás, de la historia del baloncesto.
Lemmeis sabía que lo más probable era la repetición de una final ante los Wizards, pero también era consciente que no había que descartar equipos como Sonics, Spurs, Rockets, Grizzlies o Condors en su misma conferencia. Así mismo, Knicks o Celtics estaban también capacitados para dar la sorpresa en el este y vencer a los Wizards.
La temporada 2029-30 se presentaba apasionante y, como venía siendo habitual en los últimos tiempos, Wilton versus Lemmeis se presentaba como el duelo más interesante a seguir. La capital contra California, el gigante contra el talento de 2'05, el heredero de Wilt contra el que muchos ya comparaban con Jordan... La liga, Reebok y Adidas explotaban al máximo un filón comercial inagotable en los días previos a que el campeonato diera comienzo.
Brian Shaw se encontraba con una plantilla calcada a la que había ganado el campeonato, con la única incorporación del rookie Jared Soul. El quinteto lo seguirían formando Bass, Hoobson, Donaldson, Lemmeis y Reid, con Crapotka, Deberick, Sweet y McCain como hombres más importantes de la rotación.
Los Lakers empezarían fuerte, aunque enseguida se darían cuente (ellos y toda la liga) que los Wizards estaban a otro nivel. Su quinteto titular estaba rayando un nivel soberbio, convirtiéndolos a todos en candidatos a llegar al All-Star. Wilton seguía dominando en los tableros y, por si él no fuese suficiente, Norman ayudaba a un nivel soberbio gracias a su hambre de anillo.
En Los Angeles todo iba bien hasta que Reid cayó lesionado. Era una baja importantísima, pues era uno de los mejores bases de la liga y había empezado muy bien la temporada. Ni McCain ni Jones estaban a la altura de lo esperado, con lo que Shaw tuvo que experimentar con Lemmeis de base. Aquella solución de emergencia funcionó a medias. El equipo no jugaba mal pero aquello encuadraba a Marcus en una posición que nunca había ocupado y donde no se sentía cómodo.
Aún con Spurs y Sonics pisándoles los talones los Lakers lograban mantenerse arriba. Lemmeis estaba en lo más alto de la lista de anotadores (como era de esperar), pero asistía mucho más que años atrás y ya no era tan habitual verle irse por encima de los 50 con la facilidad que había mostrado con anterioridad.
A nadie le sorprendió que fuera el más votado para el All-Star de Indiana, como tampoco nadie discutiría los cuatro jugadores de Washington que, con todo merecimiento, llegarían al partido de las estrellas. Como dos años atrás habría morbo en los banquillos, con Hinrich y Shaw repitiendo el duelo que habían vivido en la última final de la NBA.
Bass y Lemmeis serían los dos integrantes angelinos en el partido, ambos saliendo desde el quinteto titular junto a Arison (Houston), Sanders (San Antonio) y Acklie (Seattle). Santos (Las Vegas), Gardner (Utah), Parker (Denver), Djeric (Phoenix), Van Fyde (Oklahoma City), Pirtsmouth (Vancouver) y Gullitt (San Antonio) restarían en el banquillo a la espera de minutos.
Por su parte el este empezaría con Wilton (Washington), Norman (Washington), Haykes (Springfield), Barson (Boston) y Fox (Miami) como hombres de inicio, mientras que en el banco se sentarían Bullock (New York), Stewart (Philadelphia), Callaghan (Orlando), Merton (Charlotte), Fortson (Milwaukee), Layne (Washington) y Lyndon (Washington).
Lemmeis fue el único jugador del oeste que se tomó en serio el choque y estuvo mínimamente inspirado (38 puntos). Aún su esfuerzo el este se paseó con y logró un sonrojante 157-125 a su favor. El recién traspasado David Haykes sería designado MVP del partido tras lograr 36 puntos y destacar por encima de unos grises Wilton y Barson, que prefirieron ceder protagonismo a la generación integrada por Bullock, Haykes y Fox.
Tras el descafeinado choque los Lakers, con Lemmeis a la cabeza, volverían al trabajo. En un traspaso sin mucha importancia Jones abandonaría el equipo a cambio del veterano Joby Maxwell, integrante de aquellos Grizzlies campeones de Gerald Daniels. "Joy Max" ya no era el que había sido antes, pero podía aportar experiencia a un vestuario que ya sabía lo que era ganar un anillo pero no lograrlo de forma consecutiva.
Terminaría la temporada regular y, a pesar de una acarnizada lucha con los Spurs, los Lakers lograrían mantener su privilegiado puesto delantero. Con Reid de vuelta y poniéndose en forma afrontaban la postemporada con el objetivo en mente de volver a las finales y, una vez allí, acabar con los supuestamente invencibles Washington Wizards.
Harto de ocupar primeras páginas por su ruptura con la actriz Shanny Haywood, Lemmeis se dedicó a ir a lo suyo y jugar como sabía. 48 puntos en el primero y 37 en el segundo encarrilaron la eliminatoria ante los Nuggets, que pese a estas dos derrotas no se dieron por vencidos. Marcus fallaría un triple decisivo que supondría la primera derrota de los suyos, pero el vestuario se conjuró para no permitir ninguna sorpresa más y pasar a segunda ronda.
Para Lemmeis la designación de Wilton como MVP no supuso ninguna sorpresa, y hizo subir un grado más el incontrolable deseo de volverle a vencer. Antes tendrían qué acabar con los Sonics, con Acklie y Krown como líderes y Voshell disputando su última campaña en la liga. Eran un rival complicado, pero los Lakers eran un conjunto sólido y no pensaban permitir la sorpresa.
Aún ganar con muchas dificultades en las visitas a Seattle, el equipo de Shaw logró superar la eliminatoria sin perder ningún partido. Lemmeis estaba orgulloso y ansioso por volver a las finales, aunque se sentía mal al saber que Wilton se había lesionado de gravedad y no podría volver a jugar aquella temporada. Aquello dejaba muy mermados a los Wizards, que tenían ante sí una eliminatoria complicada ante los Knicks de Bullock; terminarían perdiéndola.
En la final de conferencia esperaban unos Spurs que no tenían intención de ponerselo fácil, pero poco pudieron hace ante el nivel mostrado por Lemmeis. Creciéndose a pasos agigantados, lograría 56 puntos cuando más le necesitaba su equipo en el primer partido y jugó para sus compañeros en los siguientes, consciente del sobremarcaje al que era sometido. Barrieron por segunda eliminatoria consecutiva a su rival y se plantaron en la gran final. Un Celtics-Lakers como los de los viejos tiempos aguardaba a los más fieles aficionados a la liga. Barson había dado una lección de veteranía al joven Bullock en la final del este, plantándose en la final que podía suponer el cuarto anillo de su legado como líder de la legendaria franquícia de Boston.
Aquella final era la guinda a una de las mejores temporadas de la historia, según los expertos. Por desgracia para quienes creían que iba a ser de las más recordadas de la historia, Lemmeis estaba allí para demostrarles lo mucho que se equivocaban. Barson estuvo a un nivel altísimo, pero insignificante para poder hacer sombra al ya legendario Marcus Lemmeis.
El escolta angelino firmó unos números de escándalo y, a la vez, fue lo suficientemente prudente como para involucrar a sus compañeros y no llegar a finales demasiado igualados aunque, en caso que se dieran, él estaría allí para resolverlos a favor de la fiebre amarilla. Los Angeles celebraba el primer back-to-back desde los inicios del milenio, y el optimismo se instalaba alrededor de aquella precoz figura de 23 años que aún debía dar muchas tardes de gloria baloncestística...
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2 comments:
crack!! no me ha gustado que los lakers barriesen al equipo de Seattle...jeje.
grande!!
true wolf, no tendrias por ahi algun link para dar partidos no¿? empeze con el de agente zero pero ya no esta disponible.
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