Thursday, June 26, 2008

Hasta el 20 de julio

Pues eso señores, no es que haya actualizado muy a menudo últimamente pero en las próximas fechas lo haré aún menos. Me voy hasta el veinte de julio de monitor de un Campus y en agosto volveré a irme, pero supongo que cuando vuelva tendré mono de actualizar para celebrar el segundo aniversario de este blog (como pasa el tiempo), presentar las novedades uniformiles y criticar un poco los movimientos que el amigo McHale haya llevado a cabo.
Sí, quizás hoy mismo tengo material para un post, pero mañana me voy temprano así que esto es lo último que escribo, deseando que no la caguemos en el Draft y presentando el nuevo logo principal de la franquícia, dejo la crítica de este y los secundarios que le acompañen (uno de los cuáles ilustra la gorra que luzco en mi imagen desde hace días) para mi vuelta, saludando a todos y cada uno de los que lean esto y, por cierto, felicitad el blog por su segundo cumple.

Wednesday, June 18, 2008

La leyenda de KG (V)

Mis archivos y los de este blog han decidido eliminar de su memoria el cuarto capítulo de esta serie, un expediente X que nunca verá la luz. El cinco, abierto aún a nuevos hitos que Garnett con este mismo número a la espalda logre en los próximos años, sabe mucho mejor, pues es la fin a una sequía que en Minnesota hubiera sido eterna.

Ironías del destino KG me tuvo en su contra en su primera final o, mejor dicho, no a su favor. En mi caso el motivo no fue patrio, por simpatías con nuestro amigo barbudo que por lo logrado merece también un homenaje. Como ya sabéis la mayoría yo iba con los Lakers única y exclusivamente por Kobe, que aún tiene pendiente la reválida que Garnett, Pierce y Allen llevan superando con éxito desde que el uno de noviembre el Big Three del siglo XXI debutara en un Garden que se pellizcaba aún sin creerlo.

El Draft del 2007 fue el punto de inflexión, con Boston renunciando al Pick 5 que resultó ser Jeff Green a cambio de un Ray Allen que, como mínimo, augmentaba sensiblemente las opciones de los Celtics para los Play-Offs. Aún así, y visto en perspectiva, estaba claro que faltaba algo más. Garnett era la pieza, y tras ver que aquel proyecto que Ainge ofrecía a su buen amigo McHale era de su gusto dio luz verde, y nunca mejor dicho, a un traspaso que le cambió la vida.
Intenso incluso en las pachangas del Europe Live, se acercaba el día en que su fama de perdedor quedaría aparcada. Se le discutió no haberse mostrado tan intenso en Minnesota en los últimos tiempos, algo que en el caso de Gasol con los Grizzlies se justifica a causa de la falta de motivación. Supongo que a Kevin le pasaba lo mismo así que por mi parte está olvidado y además creo que es perfectamente normal.

Garnett, Allen y Pierce iban a por todas. Se olía en el ambiente, se leía en sus rostros... La NBA entera hubiera firmado por aquel entonces un campeonato céltico, el decimoséptimo con dedicatoria apuntando al cielo tras una temporada horrenda por parte del mejor equipo de la historia de la liga. Nadie parecía destinado a evitarlo, y los únicos factores en contra (maldición de Sports Illustrated aparte) residían en las dudas hacia un banquillo que de Rivers a Pollard no ofrecía garantías.

Jugaban tan intenso que daba la sensación que agotarían sus fuerzas en enero. Thibodeau elevaba a un nivel sublime la defensa de un equipo con piezas preparadas para ello, en el que además era el gran fichaje del verano el que daba mejor ejemplo. Si Kevin, Paul y Ray predicaban por el ejemplo los otros no podían sino seguirlos, o morir en el intento, pues dudo que en el corazón de Garnett, Pierce o Allen hubiera perdón para alguien que no se sacrificara como el que más.

Ilustrativo de esta capacidad de sacrificio, de darlo todo desde el primer día, es el siguiente ejemplo. No recuerdo las cifras exactas pero poco importa, pues la anécdota se refiere al primer entrenamiento al que asistió Kevin Garnett tras su fichaje por los Celtics. Llegó dos horas antes para calentar, orgulloso de haber sido el primero en llegar a la cancha. Poco tardaría en descubrir que Ray Allen estaba ya haciendo pesas y Paul Pierce trabajando el tiro; sí, sin duda esto iba en serio...

Siguiendo con el recorrido del equipo a lo largo del año esta historia, como todos recordaremos, no pudo empezar de mejor manera, con el equipo siguiendo la estela de los Bulls del 1996 hasta que los Wizards, con dos victorias de forma consecutiva, aparcaron este sueño solo a la altura de mitos. Esto y los primeros problemas de lesiones de una plantilla en la que, era evidente, faltaban piezas.

Los refuerzos se hicieron esperar más de la cuenta, pero lo que finalmente llegó valió la pena. PJ Brown y Sam Cassell reforzaban un equipo que se sobrepuso a la baja de su MVP, Kevin Garnett, de forma gratamente sorprendente. Aquel era el primer gran obstáculo que se encontraban en su cruzada hacia el anillo, y lo superaron con creces; estaban preparados.

Finalmente, y tras la baja de Garnett por lesión, Rivers, Pierce y Allen serían los afortunados que conformarían el combinado del este que se impuso al oeste en New Orleans. Quizás para Rivers, primerizo en este evento como entrenador, tuvo algún significado, aunque poca importancia debía darle alguien que de no ganar el título quizás perdería su puesto de trabajo. Pierce y Allen, por su parte, asistieron por compromiso aunque con la cabeza en otro sitio, en junio más concretamente.

Salieron indemnes y, visto en retrospectiva, con un robo que a día de hoy lamento aún más. Y es que Lebron James fue el injusto MVP de un partido que, en realidad, su equipo ganó gracias a Ray Allen. Digo que visto desde ahora sabe aún peor que aquel día porqué esto habría completado un cuarteto de auténtico ensueño, con todos y cada uno de los miembros del Big Three con un trofeo individual a añadir al más preciado de todos, el anillo de campeones.
Y es que la metamorfosis vivida por el equipo respecto antaño no pasó desapercibida al colectivo periodístico, que premió la labor de Kevin Garnett en defensa otorgándole el premio que hace no mucho monopolizaba Ben Wallace. Trofeo totalmente merecido para el jugador que, hoy ya puede afirmarse, ha cambiado más su equipo con su llegada. El segundo, también vale reconocerlo, es un tal Pau Gasol.

Con este premio bajo el brazo Kevin Garnett llegaba a territorio maldito, la primera ronda que salvo en el año 2004 jamás había sido capaz de superar. Esta síndrome T-Mac sin duda se agudizó conforme iba avanzando la serie ante los jóvenes Hawks, con el peor entrenedor de la liga en el banco y sin nada que perder. La sombra de los Mavs planaba sobre la comunidad céltica, que de haber visto a su equipo caer hubiera perdido, por suicidio, muchos de sus seguidores. Pero en el séptimo y definitivo choque los Celtics acabaron con la pesadilla y se clasificaban para la segunda ronda de los Play-Offs.

Ahí muchos veían ya la final anticipada, yo lo llevaba diciendo de hacía tiempo y por suerte, en este caso, el tiempo me ha dado la razón. Fue un duelo a muerte en que el feudo resulto clave, y en que los Celtics levantaron aún más dudas de las que ya había a su alrededor por no aprovecharse en exceso de la mala serie de Lebron James. Volverían a la muerte súbita para un choque de infarto, un duelo Pierce-James que, en mi opinión, ha sido de lo mejor de estos Play-Offs junto al partido inaugural entre Suns y Spurs.

Paul Pierce apareció entonces como el espíritu del equipo, consciente que diez años de leyenda sin anillo pesaban sobre sus espaldas y debían quedar en el olvido. Con una exhibición de más de cuarenta puntos acabó con el vigente finalista del este y llevó a los Celtics a un escenario que, con él junto a Antoine Walker, habían pisado ya en 2001.

También Garnett y Allen habían llegado, y caído, en la final de conferencia. Tocaba dar un paso más, un salto hacia lo desconocido, y me permitiré la libertad de comparar lo que estaban a punto de hacer con lo que dijo Sam en el señor de los anillos: "si doy un paso más seré lo más lejos de casa que habré estado".

Pronostiqué un 4-1 y los Celtics alargaron a un choque más la serie, dejando los Pistons muy tocados y acabando con las esperanzas de vida de Flip Saunders en el banquillo. Garnett vencía a su mentor y llegaba al gran escenario, como uno de los tres pilares (más bien dos por aquel entonces visto como estaba Allen) del equipo por el que nadie apostaba.

Pocos son los que pueden presumir de haber acertado, más allá de aquellos a quienes podían los colores y se decantaban por los Celtics, por sentimiento más que por otra cosa. Los Lakers habían perdido solo tres choques a lo largo de la postemporada (los mismos que los Celtics ante los Hawks) y venían de vencer por 4-1 al vigente campeón, a pesar que uno de los choques fuera ganado con polémica.

Ray Allen se recuperó y fue el más regular del Big Three en la final, aunque cuando Pierce apareció lo hizo de forma estelar. También Rondo estuvo a un nivel sublime y Perkins, a pesar de la lesión, merece todos mis respetos. Ambos han aguantado el tipo y han demostrado estar hechos de otra pasta, la que separa al ganador del perdedor. Y Kevin, por fin, se ha quitado su etiqueta, a pesar de que quizás haya sido, salvo en el último choque, el más discreto del trío estelar.

El "Beat LA" se convirtió en "Defense" cuando Doc Rivers resumió en una palabra lo que les ha llevado al campeonato. Wyc Grousbeck levantaba el trofeo tras esconderse en el bolsillo el puro que a buen seguro Red Auerbach gozó como los dieciséis anteriores, donde quiera que esté. Diecisiete son ya los anillos y ha sido Paul Pierce, un chico de Inglewood, quién ha aumentado a tres la distancia de campeonatos que separa a los Lakers de los Celtics.

¿Y Garnett? Lo vimos, todos fuímos testigos. Desde ayer es ya un ganador, un campeón del mundo, algo más que un secundón al lado de Tim Duncan. Desde ayer el podio de Barkley y Malone se pone más caro, desde ayer Kevin Garnett ya no tiene la presión de, como tantos otros, no tener nada con que acompañar su MVP. Ha sido un largo recorrido, trece años luchando, sudando, dándolo todo para que este quinto capítulo que aún no ha acabado sea escrito con tinta de oro.

"I've got my own" (tengo el mío) le decía ayer a Bill Russell. Y sí, Kevin, puedes estar seguro que está orgulloso de ti, de todos vosotros, y que estará encantado que por este éxito y los que han de venir tu dorsal cinco preceda su número seis en el techo del Garden, territorio sagrado que ayer acogió tres nuevos miembros; tres de los suyos.

Lloró como un niño, como el Da Kid que nunca ha dejado de ser. Ayer tanto esfuerzo tuvo su premio, y como Shaq en 2006 fue él quién cambió el rumbo de una franquícia que no merecía mediocridad. Que lo disfrute como lo que puede ser, el primero de muchos, pues su sed de anillos no creo que se sacie tan fácilmente y tampoco veo yo a Pierce, Allen, Rivers y, sobretodo, la afición del Garden demasiado conformistas.

Wednesday, June 04, 2008

LA FINAL

Este título merece el uso de la mayúscula. Este post, tras el más largo tiempo de ausencia no forzado por vacaciones que este blog ha vivido, merece ser grande. La tenemos aquí, amigos, la vida sabe mejor con esta final en perspectiva, que para los jovenzuelos será la primera oportunidad de asistir en directo al evento en mayúsculas del baloncesto mundial.

La historia se ha colado en el evento y regala la final soñada por la liga, los aficionados y las propias estrellas en cada equipo. A las puertas del primer salto inicial se avecina una férrea competición entre el tercer y cuarto mejor jugador de la liga en la última era. Kobe Bryant contra Kevin Garnett, duelo de altos vuelos con ambos enfundados en camisetas que nos remiten a la edad dorada de la liga.

Ambos se presentan a la final con ánimo de redención, a pesar de que Kobe tenga ya tres anillos en su poder. No hay discusión posible, los dos pertenecen a la megaélite de la última década, siendo el tercer y cuarto clasificados en una tabla dominada por Shaquille O'neal y Tim Duncan. Ganar este anillo supondría para Kobe mirar a los ojos a Shaq y Tim, mientras que a Garnett le permitiría despejar dudas sobre su hegemonía en un cuarto puesto que alguno podría pensar que pertenece a Allen Iverson, Steve Nash o Dirk Nowitzki.

Ganar para ellos sería un gran paso adelante, pero también para sus compañeros. Paul Pierce quiere dejar atrás su récord como céltico con más partidos de Play-Offs sin anillos y, por encima de todo, asegurar su honor si algún día su dorsal es retirado en lo más alto del Garden. Tiene dos opciones, la mejor pasa por ganar un anillo y no ser el único en el techo sin tener uno. La segunda... en fin, supongo que no quiere saber que se siente en el caso contrario.

En una situación similar está Ray Allen, aunque en su caso se trata de un jugador que viste por primera vez la camiseta céltica. Hasta ahora el bueno de Ray no ha tenido suerte en sus proyectos, siempre con mimbres alrededor muy lejanos de ofrecer garantías para luchar por el campeonato. Ahora ya no es el líder, pero si recupera su nivel deseable puede ser el termometro de la eliminatoria para los suyos.

Y del Big Three de Boston pasamos al de Los Angeles, en el que en un ejercicio de patriotismo nada habitual en este blog merece ser destacada la presencia de Pau Gasol. El catalán se ha sacado en una sola postemporada la espina cada vez más clavada después de tres fracasos con los Grizzlies y ahora, en el gran escenario, sueña con ser el segundo de a bordo que regale a Kobe Bryant la primera corona de un reinado que está por empezar.

Lamar Odom es el otro jugador con un alto rol de importancia en el equipo angelino, y como Ray Allen puede ser clave en el sentido de decantar la balanza hacia uno u otro lado. Prueba de ello es su desaparición en la única derrota ante los Spurs. Pero bueno, hablaremos de esto más adelante en el análisis individual de los Lakers, por ahora empiezo por los Celtics.

BOSTON CELTICS

QUINTETO

43- Kendrick Perkins: Cada vez más suelto en ataque, haciendo su trabajo y sumando para el equipo. No se ha arrugado en su primer gran reto en la liga, respondiendo a lo que se esperaba de él y, al menos en mi caso, superando incluso las expectativas. En esta final tendrá la responsabilidad de defender a Pau Gasol, y con la posible presencia de Garnett lejos del aro deberá velar para que, en caso de fallo, los Lakers no dispongan de segundas oportunidades.

5- Kevin Garnett: El hombre que ha transformado a los Celtics tiene ante sí la oportunidad de su vida. Pesa sobre sí la histórica llama céltica, que crema por primera vez en el siglo XXI. Mejor defensor de la campaña, sabe que las posibilidades de los suyos pasan por partidos a pocos puntos y minar la moral de Kobe Bryant. Se emparejará con Odom, que puede alejarlo del aro y dejar mucho espacio para que Kobe en aclarado se las arregle con Perkins.

34- Paul Pierce: Garnett es el líder en cuerpo, pero él es el alma del equipo. La última leyenda céltica en activo lleva desde noviembre encabezando una cruzada personal y colectiva, en busca del decimoséptimo anillo bostoniano pero, por encima de todo, con el objetivo personal de no tener que ruborizarse al lado de tantas leyendas célticas que, a diferencia de él, si tienen en los campeonatos ganados la justificación para ver su dorsal retirado. Será, en principio, quién defienda a Kobe, aunque es de suponer que serán unos cuantos los tengan que bailar con la más fea.

20- Ray Allen: El tercero en discordia pero, visto el nivel mostrado hasta ahora, la auténtica clave que decantará la balanza a favor o en contra de los verdes. Más que el tiro sobre la bocina que todos soñamos se echa en falta, sobretodo, una regularidad en su juego y mayor amenaza que el tiro, que encima no está en el momento más brillante que se le recuerda. Me extrañaría que Kobe no defendiera a Paul Pierce con lo cuál, en los primeros minutos del primer y tercer cuarto, Allen debería aprovecharse de los bloqueos para volver loco a Radmanovic.

9- Rajon Rondo: Hay claros signos de síndrome Farmar, algo más grave en su caso puesto que es el base titular del equipo. Veremos si mantiene la compostura en las finales o se arruga, por ahora hay signos claros de que algo le va grande cuando ves lo conservadora que ha sido su actitud en instantes claves y finales, sobretodo en la última serie ante los Pistons.

BANQUILLO

Es una evidencia que en este aspecto los Celtics están a años luz de los Lakers. James Posey es el sexto hombre por excelencia, un jugador que en esta serie será clave por su capacidad de defender a Kobe. Los otros dos que se suponen importantes son PJ Brown y Sam Cassell, veteranos de lujo que no han mostrado la solvencia y confianza que se deseaba en el momento de su fichaje, en especial el segundo.

Leon Powe y Eddie House también aparecerán tarde o temprano, el primero para intendencia y trabajo sucio y el segundo para enloquecer el partido, aunque no creo que sea algo que ante los Lakers sea conveniente para los Celtics. Cerrarán el banquillo a lo Pat Burke Tony Allen (jugador que a lo máximo saldrá a desgastar a Kobe) y Glenn "Big Baby" Davis.

Y si hablamos de banquillo hay que hablar como no de Glenn Doc Rivers, al que no forzaremos a un uno contra uno ante Jackson porqué saldría quemadísimo. Por el momento ha cometido errores a la hora de repartir minutos entre sus jugadores, fallo que Phil Jackson, en el caso de Farmar, no ha cometido. De ganar el anillo hará historia, uniéndose a Riley, Daly, Jackson, Tomjanovich, Popovich y Brown como únicos técnicos en ganar un anillo desde el año 1987, cuando él aún vestía de corto.

LOS ANGELES LAKERS

QUINTETO

16- Pau Gasol: Blando y madre en defensa, adjetivos que poco a poco ha ido despejando hasta llevar a que algunos planteen la venta de Bynum. A diferencia de la eliminatoria ante los Spurs sufrirá mucho menos en defensa, y si Odom aleja a Garnett del aro puede ser clave jugándosela ante Perkins o siendo asistido por Kobe en caso de ayuda del segundo. De momento nos ha regalado esta perla: "no queremos saber lo que se siente al perder una final de la NBA".

7- Lamar Odom: Como dije de Ray Allen, el termómetro de los Lakers. En mi opinión será clave que se aleje del aro de cara a dejar huecos en la defensa de los Lakers que Kobe o Fisher puedan romper, teniendo así espacio para doblar balones en caso de ayuda. Es imprescindible que los Lakers encuentren espacios y opciones al contraataque, pues cerrados y sin circulación cada ataque suyo se convertirá en un infierno.

10- Vladimir Radmanovic: ¿Realmente alguien como él debe ser titular en un histórico como los Lakers y en un equipo finalista de la NBA? En fin, Allen sufrirá poco defendiéndole a él, aunque en los minutos importantes es más que probable que no esté en pista, más que nada porqué no puede defender con garantías ni a Pierce ni a Allen algo que, sin ser un experto en tareas defensivas, pienso que hará mejor Vujacic.

24- Kobe Bryant: Odio no poder teclear el ocho pero que se le va a hacer... En fin, por mucho Big Three que tengan los Celtics no tienen a un jugador tan desequilibrante y con una aura de leyenda tan grande como la de Kobe. Es él quién decanta las apuestas a favor de los Lakers, y quién antes de tiempo nos lleva a pensar en Kevin Garnett como un Charles Barkley o un Karl Malone de la vida, condenado a la miseria por el mejor jugador del mundo de su era.

2- Derek Fisher: Son discutibles sus alocadas penetraciones y su toma de decisiones en alguna ocasión, pero está claro que tiene experiencia en citas de este tipo, y viendo el minutaje que tendrá Cassell él es, junto a Kobe, la experiencia en mayúsculas de la eliminatoria. Veremos si nos deleita con más momentos para la historia, en cuanto a la final en sí su primer objetivo debe ser demostrarle a Rajon Rondo quién es alguien en la liga y quién, lo quiera o no, sigue siendo un yogurín.

BANQUILLO

Aquí los Lakers ganan por goleada. No diré que uno sea mejor o peor que el otro, lo que está claro es que a uno se le ha dado confianza para que aporte y el otro no aporta por falta de confianza en él. Farmar, Vujacic, Walton y Turiaf son, básicamente, las piezas que aparecerán de refresco, con la misma regularidad que hasta ahora.

Vujacic posiblemente acabe el partido en pista, por lo que he explicado en el caso de Radmanovic, que lo estará en lugar de Odom si Jackson quiere alejar a Garnett del aro. Farmar tendrá sus oportunidades para dar descanso a Fisher más que nada, Turiaf saldrá a currar lo suyo mientras esté en cancha y Walton tendrá más o menos oportunidades en función de que versión ofrezca.

Acabo finalmente hablando de Phil Jackson, y me ahorro el insulto que para él supondría ser ni siquiera medido a Doc Rivers. El gurú ha ganado nueve de diez finales posibles, y no creo que tenga ganas de rememorar sus dos últimas como las dos en que ha caído derrotado. Su trabajo hasta ahora ha sido mejor que Rivers pero, a diferencia de su equipo, el equipo de Doc lleva con el anillo en mente desde noviembre.

ANÁLISIS

Para el primer párrafo me centraré en este último punto. Los Celtics llevan jugando para ganar el anillo desde el uno de noviembre, es más, me atrevería a decir incluso desde que en el mes de agosto el Big Three fuera una realidad. Los Lakers, por su parte, pasaron el día uno de febrero de ser un equipo con la mente en la segunda ronda a un gran aspirante en el oeste, y tras una gran serie de victorias a ser el gran aspirante.

Su situación de favoritos desde el minuto uno y las urgencias históricas para algunos de los miembros de su plantilla puede convertirse en un arma de doble filo para los Celtics. En el ambiente huelen que solo les vale ganar, pues caer derrotados ante unos Lakers sin Bynum y con la perspectiva de enfrentarse a un Lebron James hambriento el año que viene no invitarían a una sonrisa, sin duda.

La sombra de los Miami Heat es casi tan alargada como la de Red Auerbach en el Garden. El equipo de Florida es el paradigma de equipo construído para el anillo que lo gana en la única oportunidad de que dispone, misión en la que muchos otros han fracasado. Con el Big Three envejeciendo, los Lakers adivinándose como los dominadores en los próximos cinco años y el banquillo viejo y aportando poco hay miedo, mucho miedo en Boston.

Lo miraré desde dos puntos de vista. Pienso que si la plantilla de Boston la tuviera Charlotte no ganarían la final, es más, ni siquiera habrían llegado en ella. Tengo la creencia que están allí porqué los jugadores se saben en una misión, en deuda con la historia que hay detrás de ellos y que no solo la respetan; quieren formar parte de ella, no hay más que ver el escalofriante vídeo de Garnett hablando con Russell.

Por otro lado, sabiendo que el orgullo céltico ha hecho mella en sus corazones, solo hay alguien capaz de alejarles de su ansiado anillo. Pienso que a día de hoy no hay equipo con la ambición de los Celtics, pues en LA la sensación es de que si no es este año es el próximo, y no solo este, sino que además pueden seguir sumando anillos hasta los juegos de Londres.

No veo equipo capaz de ganar en ambición a Boston, pero si veo a un ser sobrehumano al que por ambición no le gana ni el Big Three junto. Si, hablo de Kobe Bryant, el hombre más cercano a Michael Jordan que la humanidad ha conocido y que quiere dejar a Garnett, Pierce y Allen en meros Drexler, Barkley, Ewing, Payton, Malone o Miller, algunas de las más sonadas víctimas en el reinado de Air.

Las posibilidades de los Celtics pasan por la magia del Garden y asegurarse choques a pocos puntos. Si el marcador se enfila demasiado no serán capaces de seguir el ritmo, pues las características de su equipo no lo permiten. Deben frustrar a Kobe como consiguieron con James, y si lo logran serán los campeones.

Apuesto por Boston a no ser que Kobe esté a un nivel sobrehumano, algo que doy por seguro y que, en consecuencia, me hace apostar por los Lakers. Lo mío es un mar de dudas que tengo ganas de que se despejen. Disfrutaré de esta final como lo que creo que va a ser: la más grande a la que he asistido.

Echo de menos esta final antes de que empiece, supongo que es la misma sensación con la que algunos habéis tenido que vivir durante las últimas dos décadas. De momento, con el primer partido en el horizonte, me jugaré el primer suspenso, pues a las nueve tengo exámen pero seis horas antes yo veré baloncesto.

Por cierto, no puedo cerrar sin antes pedir disculpas por el abandono de este blog, intentaré regalaros a cambio varios artículos durante la serie y pronto, muy pronto, los análisis de los Wizards y el Draft de los Wolves, con un Pick 3 envenenado que sabe mal destinar a una pieza que ya tienes (Mayo) pero que peor sabrá echarla por la borda con López o Bayless.