Cada uno se debe a su tiempo y, en mi caso baloncestístico, a los jugadores con los que he crecido.
Desde que me inicié en este maravilloso mundo he sido más fan del baloncesto que se practicaba al otro lado del atlántico que del nacional. Así pues, mis principales referencias y preferencias se han forjado en el extranjero, y las leyendas que admiro son pura sangre afroamericana.
Mi primer ídolo fue Michael Jordan y, por consiguiente, mi equipo favorito eran los Bulls. Disfruté de lo lindo leyendo sobre ellos, me indigné como mandaba el corriente popular hacia el MVP que ganó Malone en el 97 y me alegré en gran medida cuando se ganó el quinto anillo.
Pero faltaba algo, y Jordan lo sabía. Hiciendo gala de la frialdad que le había convertido en el más grande, y tras sufrir de lo lindo ante los Pacers de Bird, metió aquel tiro que todos tenemos gravado en las entrañas que significó la muerte definitiva de los mejores deportistas que Salt Lake City ha contemplado jamás (cuando pasen aquel partido mi grabadora va a estar en REC).
A alguien que solo ha saborecido el triunfo pueden ocurrirle dos cosas: 1) Que le sepa a poco un equipo perdedor y se cambie. Este fue a mi caso, y en aquel largo verano que duró hasta febrero (lock-out) me hice de los Lakers. 2) Que quiera saborear la derrota, que es lo que empujó a Micheal a volver a las canchas para disfrutar de los fracasos con aquellos jovenes Wizards.
Pero a la vez que un mito moría, otro nacía de sus cenizas: Kobe Bryant.
Me dejé encandilar enseguida por aquel joven descarado que osó plantar cara al más grande en el All-Star del Madison (otra joya que cuando la pasen por los clásicos irá directa a mi colección). Fue el máximo anotador del oeste, pero perdió aquel duelo que puede que le marcara de por vida a ser el más grande, pero sin recibir su reconocimiento.
Así es Kobe Bryant, un jugador amado y odiado a partes iguales por los aficionados de la liga. Alguien que recibe de todos lados, y se mantiene ajeno para demostrar que es el mejor jugador de baloncesto que existe actualmente. Ya tiene tres anillos, pero se le hecha en falta ganar uno siendo el líder, además del MVP, que se le robó injustamente el año pasado gracias a su afinidad con los periodistas.
Pero él no se rinde, y con un dorsal nuevo simbolizando los nuevos tiempos (24), está llevando a los Lakers a la carrera hacia el anillo, presentando además su candidatura a un premio que aún se hecha en falta en su brillante currículum; tanto el de la temporada regular como el de las finales.
Mi simpatía lakeriana justificada por aquel jugador que mereció mi primera camiseta Champion duró tanto como la amistad entre Shaq y Kobe. El segundo en tener su replica en mi casa fue Kevin Garnett, y mis simpatías con el escudo, colores y jugadores de aquel equipo justificaron un cambio natural, aunque sin dejar atrás mis raíces.
Así se llegó a una época en que ganaban los Lakers, jugaban los Kings y se preferían los Timberwolves, un equipo que parecía destinado a dar algo más pero que tropezaba una y otra vez en primera ronda.
Llegó aquel añorado 2004 y todo parecía dar un giro: los Wolves eran primeros del oeste y pasaban la primera ronda ante los Nuggets del rookie Anthony. En el séptimo vencían a los Kings y se plantaban a la final ante los Lakers. La experiencia y el factor Fisher acabaron con el sueño más cerca se estaba de conseguirlo.
Cassell-Sprewell-Szczerbiak-Garnett-Olowokandi-Saunders. Cassell fue mal vendido a cambio del contrato de Jaric, que tanto dolor de cabeza me da. Sprewell nos negó una oferta a la baja y ahora alimenta a su familia gracias al salario ganado durante tantos años. Szczerbiak se fue a los Celtics y se llevó a Olowokandi, trayendo a cambio al gran Ricky Davis y el único pívot que tenemos en plantilla, Mark Blount. Finalmente, Saunders fue despedido aún ser el mejor técnico de la historia de la franquícia, cuando más cerca estaba de reflotar aquello, llevandose consigo el recuerdo de haber sido el último en llevarnos a los Play-Offs; y por muchos años.
Así pues, lo que nos queda es Garnett, el más grande, pero que no deja de ser un recuerdo de aquello que casi logramos. Por fidelidad a él y los colores, dejemosle que se vaya, y que consiga el anillo que sus fans celebraremos.
"Cada uno se debe a su tiempo": así he empezado.
Al igual que los fans de los ochenta aman Celtics o Lakers y coínciden en que aquella época fue mejor, lo mismo me pasa a mí con el último three-peat de los Bulls y la era que llega hasta ahora, más o menos. Todo lo anterior fue mejor, cada temporada te deja algo decepcionado y no logras entender por qué.
Los hay que han crecido con Bird, Magic, Thomas, Jordan, Olajuwon y Ewing, y se tiran de los pelos al ver a Iverson, Bryant, Garnett y compañía. Yo he crecido con estos últimos, y a la postre son los Lebron, Wade, Bosh, Anthony, Stoudemire, Howard, Arenas y Paul los que me dejan frío, o no logran llenarme como lo hicieron sus contemporáneos más viejos.
Yo me debo a mis tiempos, y supongo que el hecho de que aún no hayan dado sus grandes hazañas en la liga hace que aún ninguno de los anteriores sea elevado a la escala de mito. Quizás Wade andava cerca, y sin duda es mi abanderado de la nueva generación, pero este comienzo de temporada de los Heat (que no el suyo) le está alejando de ser el cuarto de mis grandes heróes, aunque no dudo que habrá más exhibiciones y va a estar muy pronto. Al igual que los Cavs y Lebron, que cada día que pasa me convencen menos.
Vivimos una época muy compleja. Supongo que dentro de unos años, gracias a la frialdad de las estadísticas, veremos que no deja de ser como las otras: un MVP, un campeón y un rookie del año. Después de todo, te quedas con las claves, y si no gana nada de esto bien pocos recordaran el temporadón de Arenas dentro de cuarenta años, por poner un ejemplo.
Iverson a Denver, Garnett con un pie fuera, Bryant cerca de los treinta, lo mismo con Duncan...asistimos al fin de unos días, y el inicio de unos nuevos. Aún así, como lograron hacerlo otros grandes de sus tiempos, aún tengo fe en mis mitos, y que logren aún con más merecimiento hacerse un hueco en la historia
I love this game!
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2 comments:
La magia de las palabras te permite, entre otras cosas, obviar aquellos detalles que no te gustan de la época que has vivido. Ninguna referencia a los anillos de los Spurs y los Pistons, ni a los primos Carter (mi favorito de los dos) y McGrady son algunos buenos ejemplos de ello jejej
Ya ves, como has podido pasar por alto al gran duncan, o al gran nowitzki o al gran Pierce!!! En fin, a mi los nuevos (wade, howard, LBJ) si me gustan y mucho, aunque con aquellos kings del nuevo milenio...esos si que eran buenos!!!
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