Thursday, March 15, 2007

Wilton XII

Vuelta al lado oscuro

Pasaba el verano y Randy seguía sin superar el duro golpe de las anteriores finales. No entrenaba, bebía más de lo habitual y había perdido las ganas de seguir jugando, cuando solo le restaba un año de contrato con los Wizards.

Se le vería junto a su amigo Casey Thomas (ahora en los Bucks) en Las Vegas. Se aislaría del entorno en un viaje de quince días patrocinado por su marca de calzado a China e India. Todo aquello solo, lejos de la aburrida rutina familiar y del ambiente de la NBA.

Al volver a Washington se encontraría con la peor notícia que recibía en mucho tiempo. Terry Norman le llamaba desde Los Angeles para decirle personalmente que fichaba por los Lakers. "Quiero el anillo Randy! Y tanto tu como yo sabemos que esto no se consigue en DC".

Wilton estaba tocado. Se quedaba como matusalén en un equipo de jovenes, como exceso de peso en un equipo que quería correr. Sencillamente, una leyenda en su cuesta abajo que, sin Norman al lado, dificilmente podría lograr aquello por lo que le pagaban cada mes.
Áún así, no sería aquella la peor notícia que recibiría Wilton al abrir el periódico el día siguiente. Alguien le había fotografiado con una chica Playboy en una fiesta que había tenido lugar en motivo del cuatro de julio, y había decidido que aquel era el día perfecto para que el asunto saliera a la luz.

Volvío rápido a casa y se encontró las maletas en la puerta. Demasiado cobarde para disculparse, huíria a casa de sus padres donde pasaría una única noche, antes de hacerse con un piso cercano al pabellón...

Mientras los Lakers apalizaban al Maccabi de Tel-Aviv en la final de la Copa Mundial, Wilton pensaba en cuanto le había quitado Lemmeis. Un anillo, un gran compañero, su família...Le hacía culpable de todos sus males, sin darse cuenta que la culpa la tenía su obsesión con el baloncesto, el pensar que era lo único que daba sentido a su vida.

Empezó la pretemporada y Hinrich se mostró atónito ante el exceso de peso de Randy. Su estado físico se mostró incapacitado para jugar al ritmo que acostumbraban a hacerlo los Wizards y, sencillamente, era una pieza sobrante para las aspiraciones del equipo; Kirk lo sabía y Randy lo sabía.

Pero Skiles no estaba de acuerdo con quitarse la pieza más válida de su puzzle y habló con Kirk para comunicarle que debía buscar una táctica acorde con las características de Wilton, un planteamiento más conservador. Hinrich se mantuvo fiel a sus ideas y dio a escoger entre su cabeza o Randy. No es que no le gustara, sino que en las condiciones en que se encontraba no era válido para desarrollar su estilo de juego.

Skiles echó a Hinrich y se puso, como ya le hubiera gustado hacer antes, al mando del banquillo de los Wizards. Wilton era el eje de un sistema defensivo muy conservador y de un ataque, a ser posible estático, que se basaba en él y los posibles tiros exteriores, obviando buena parte de las capacidades ofensivas del perímetro que formaban Harrell, Lynch y Lyndon.

Las carencias del sistema ya se hicieron notar en el primer partido, terminando con derrota ante los Hawks. El equipo estaba preparado para defender a por todas, de hecho, ya lo hacía con Hinrich. Pero vivía básicamente de ataques rápidos y transiciones, y les costaba sobrevivir en estático. Los porcentajes de acierto bajaron enormemente y la mejor defensa de la liga, era tambié de los peores ataques.
Wilton no había bajado mucho sus números, pero al girar todo el sistema a su entorno sí lo habían hecho los de sus compañeros. Anotaba, reboteaba, taponaba y asistía a nivel habitual pero, fuera de la estádistica aún arrolladora, nadie hubiera dicho que dominaba. Ya no daba aquel pase clave, ya no anotaba desde donde quería, ya no paraba cualquier pívot que se le pusiera enfrente...Aún con una estadística igual de perfecta que otros años, su cuesta abajo se hacía evidente.

En diciembre, cuando fueron a jugar a Las Vegas, los Kings les infligieron una histórica paliza y les condenaron con el récord mínimo de anotación en muchos años (61). Wilton pidió fiesta a Skiles por unas supuestas molestias para el día siguiente, y pasó la noche en la ciudad del juego. Jason Hart, General Manager de los Kings, le dio algo en lo que pensar: "vienes aquí, anotas muchos puntos, nos llevas a Play-Offs y fin".

Le proponía fichar por los Kings como agente libre, y llevar el plan de vida de muchos jugadores que acababan allí. La franquícia no hace preguntas si tu respondes en cancha.

Por navidad fue a ver a sus hijos y su mujer le dio una sorprendente notícia, que le había ocultado hasta el momento. Estaba embarazada, de siete meses. Y aunque Randy se alegró mucho y le pidió que volvieran a intentarlo ella le dijo que no; había huído, y no había vuelta atrás.

Pasó las navidades solo, añorando aquellas ocasiones en que la NBA programaba un partido suyo al ser de máximo interés. Un Lakers-Nuggets, amenizaba ahora las cenas navideñas en todos los hogares del mundo.

Cercano a los 30 puntos, 15 rebotes, 5 asistencias, 3 tapones y 2 robos, Wilton mantenía intachable su estadística para hacerse con el MVP de no ser por un pésimo récord de 19-20 para Washington. Eran uno de los conjuntos más aburridos de la liga, el Eagle Complex ya no se llenaba y todo el mundo tenía claro que Randy no jugaría otro año en la capital.

Harrell, Lynch y Lyndon mantenía viva la ilusión de la gente, que sin embargo era consciente que con Skiles vagando por allí poco podría hacerse. Arenas era consciente de ello, y ya se rumoreaba que en verano se echaría desde la cúpula directiva el ahora entrenador y General Manager.

Los Lakers iban directos hacia su cuarto anillo consecutivo, y solo unos sorprendentes Rockets liderados por el jovencísimo Arison y los sólidos Knicks de Bullock parecían preparados para hacer frente al insaciable Marcus Lemmeis.

Por si su vida no fuera hacia un oscuro abismo, a mediados de enero le llegó otra horrible notícia: su hermano y representante William y su mujer habían muerto en un accidente de coche a las afueras de Buffalo. Su único hijo, Malik, había salido milagrosamente ileso del sinistro.
Sin mediar palabra, Wilton pasó por el pabellón a pedir vacaciones indefinidas. Llegó ocho horas más tarde al hospital donde se alojaba su sobrino de dos años, firmó todos los permisos necesarios y se lo llevó a su casa. Allí le esperaba Nancy, que consciente de que Malik necesitaría una família le pidió que volviese a casa.

Nadie lloró más, aparte de sus padres, la muerte de William que Randy. Había perdido una parte de él mismo, a su ser más querido. Pero le tocaba ser fuerte, cuidar de sus padres (a los que pidió que fueran a vivir con él y Nancy) y ofrecer una família al pequeño Malik.

Le frustraba, al volver quince días más tarde con el equipo, ser consciente de que no podría ofrecer un anillo de despedida a su querido hermano. Al menos, no con los Wizards y no con Skiles en el banco.

Anotó 57 puntos a su vuelta, más de lo que en su actual condición imaginaba poder hacer, como tributo a William. Lideraría a los Wizards a ocho sorprendentes victorias consecutivas antes del All-Star, que tendría lugar en Orlando.
Sorprendentemente, Wilton no había sido el elegido para salir de titular en el partido. Darrick Martin tendría a su discípulo Bullock (New York) a Bell (Atlanta), Haykes (Springfield), Fortson (Milwaukee) y Fox (Miami), formando el quinteto. Wilton saldría desde el banquillo, como también lo harían Callaghan (Orlando), los gemelos Baxter (Atlanta), Merton (Charlotte), Barson (Boston) y Edney (New York).

Por parte del oeste Woods (Denver), Arison (Houston), Djeric (Phoenix), Lemmeis (Los Angeles) y Pirtsmouth (Vancouver), serían los titulares que presentaría Brian Shaw (Los Angeles). Moott (Seattle), Norman (Los Angeles), Gardner (Utah), Clifford (Minnesota), Washburn (Houston), Terry (Minnesota) y Rose (Portland) saldrían desde el banquillo.

La noche antes del partido, Randy recibía una llamada diciéndole que su mujer iba de parto, y que se apresurara a llegar allí. Abandonaría la concentración, con permiso de la liga, y llegaría a Washington casi al minuto que el bebé veía la luz. Era un niño: William Wilton.

Aquel momento le unió a su mujer como no lo habían estado en mucho tiempo. Ni siquiera vio el partido de las estrellas, sino que estuvo junto a ella, atento a sus peticiones y necesidades, en todo momento. Y aunque nunca olvidaría su infidelidad, sabía tan bien como él de la importancia para sus niños de tener una familia unida. Y así, poco a poco, podría perdonarle...

El este había ganado el partido y Bullock había sido el MVP. Todos se habían conjurado para dedicarle la victoria al pequeño William Wilton.

Randy tardó una semana, sin prisas, a volver a las canchas. La temporada avanzaba inexorablemente, y gracias a su esfuerzo los Wizards no sufrirían por meterse en Play-Offs.
Terminaron la temporada regular como el sexto equipo mejor clasificado del este, y con Skiles engañándose a sí mismo con su discurso de "la temporada ha sido un éxito". Les tocaría medirse a los Springfield Legends, un equipo que ya les había demostrado el año anterior que era un hueso duro de roer.

Haykes hizo un primer partido de ensueño, logrando un triple-doble y siendo el amo absoluto del partido. Wilton vio enseguida que jugando como les pedía Skiles no llegarían a ningún sitio y, ejerciendo de capitán, pidió a sus compañeros que jugaran como lo hacían con Hinrich.

En el segundo dieron el golpe a base de entrega y buen juego, y lo mismo ocurrió en los tres siguientes. Al parecer, los Legends habían previsto una eliminatoria sencilla ante unos Wizards que venían jugando fatal, pero para nada se esperaban aquel resurgir del honor capitalino.

Los Hawks esperaban en segunda ronda. Skiles avalaba un estilo de juego que se había impuesto en contra de su voluntad y Wilton había recuperado el prestigio que, poco a poco, había ido perdiendo a lo largo del año. Por primera vez en mucho tiempo, quedaba fuera del quinteto ideal del año y muy atrás en la carrera por un MVP que fue para Bullock. Lemmeis no se tomaría nada bien aquel premio, y al ser preguntado por el tema se limitó a responder que alguien no quería verle como lo que era: el mejor jugador de todos los tiempos.

Los Hawks, un equipo veloz como pocos, no dieron ninguna oportunidad a los Wizards. Fue un barrido con todas las de la ley, recordando a aquellos Suns de principios de milenio. Steve Nash entrenaba el equipo que su homónimo Jeffrey Evan Daniels dirigía en cancha. Omar Bell ejercía del Amaré de los de Atlanta, y los gemelos Baxter de los falsos aleros a medio camino entre Shawn Marion y Boris Diaw.

Una segunda ronda: todo lo que había podido ofrecer para homenajear a su hermano. Aquello no supuso un bache como la derrota del año anterior, pero le hizo plantear muchas cosas. ¿Valía la pena seguir luchando? ¿Era Washington, tras ser nombrado Skiles entrenador, el sito ideal para ir a por su cuarto anillo? ¿Debía retirarse y estar con su ahora extensa familia?

Habló todo aquello la misma noche de la triste derrota con Nancy. Ella le animó, como había hecho tres años atrás a no rendirse. Tras un tiempo y, sobretodo, durante el último año, había conocido a su marido lo suficiente como para saber que era incapaz de retirarse por la puerta de atrás. Le animó a hacerlo en lo más alto y buscar, si no quería seguir en Washington, el sitio necesario para conseguirlo.

Un Hakeem Olajuwon que había abandonado sus funciones y se dedicaba, sin ánimo de lucro, a ayudar a sus amados Rockets en lo que pudiera, llamó a su viejo amigo Randy para hacerle una propuesta. Los Rockets habían llegado a unas finales del oeste de las que eran perfectamente conscientes que saldrían derrotados. Como hacía cinco años, le proponía subirse al barco para traer a Houston un anillo "que hace años que se resiste".
Aquella llamada le hizo mucha ilusión. Como una de las personas que más le habían ayudado, Wilton no quería decepcionar a su ídolo Olajuwon y, aún no decirle que sí, decidió de buen principio que aceptaría la propuesta de Houston, para intentar junto a Arison herir a Lemmeis donde más le dolía: a las puertas de las finales de la NBA.

Los Knicks eliminaron a unos luchadores Hawks y llegaban a su primera final desde el año 1999. Lemmeis se mantuvo fiel a su promesa y destrozó a Bullock en la final para lograr el cuarto anillo consecutivo (algo que no se veía desde Bill Russell) y confirmarse como una leyenda viva de la liga.

El 4-1 contra Houston y el 4-2 contra New York demostraban al mundo lo que este ya se temía: nadie podía parar a Marcus Lemmeis. Pero Olajuwon y Wilton no pensaban lo mismo...

4 comments:

NBA Freak said...

El proximo año si que si!! El proximo anillo a Texas y después a vivir!

Y confirmo que el Lemmeis este ya me cae mal oficialmente.

Felicidades crack.

Saludos.

sergio said...

Buenas, te gustaria escribir tambien tus bloggs de basket en esta web?:
www.basketme.com

si quieres mandame un mail a finish28@hotmail.com

saludos maestro

sixers29 said...

vaya crack estás hecho,pero vaya disgustos le das al protagonista de tu historia,¿le odias?,creo que sí,jeje,

True Wolf said...

Hay otro que domina pero no preocuparse, no dejaré que se retire sin otro anillo...