Sunday, March 04, 2007

Wilton XI

A acabar con la fiebre amarilla

Llegaba uno de los meses de julio menos movidos que recordaba y no podía hacer más que descansar, ya en casa una vez le habían dado la alta. Hasta principios de septiembre no volvería a pisar un gimnasio y a correr la cancha para, más tarde que el resto, incorporarse luego a los entrenamientos de pretemporada de los Wizards.

Se perdería el Mundial que se jugaba en Francia, en donde Lemmeis sería el principal reclamo de la selección estadounidense.

El Dream Team USA vencería a la selección de Brasil en la final, revalidando por tercera vez consecutiva el campeonato del mundo. Lemmeis sería elegido mejor jugador del campeonato, en el que también había destacado en la selección nipona su compañero en los Wizards, Nakano.

Con la pretemporada a punto de iniciarse Skiles dio un inesperado golpe de timón que acabó con Gregory Layne, un veterano con gran trayectoria en la liga, saliendo del equipo para traer al número uno del Draft, el escolta Ravent Lynch. A uno quizás le quedaban un par de temporadas buenas, pero el rookie tenía juego para dar durante muchos años en una plantilla que pronto vería decaer a sus postes titulares (Wilton y Norman), y que empezaría a depender del perímetro (Harrell, Lynch y Lyndon).Wilton sintió la baja de Layne, al igual que la de Hurbett, que saldría a cambio de Jamie Rush una semana más tarde. Ellos dos fueron los grandes culpables del anillo que ganó Washington en el 2028, y Skiles les envió a equipos sin aspiraciones en la recta final de su carrera, cuando su ambición se encontraba más fuerte que nunca. Parecía, por primera vez, existir cierto divorcio entre el rumbo que tomaba el General Manager y el que quería el entrenador (Hinrich).

Desde la directiva era claro el objetivo, y rejuvenecer la plantilla había sido el camino elegido para lograrlo. Vencer a Lemmeis estaba en mente de todos y aunque los sentía por sus dos ex-compañeros, Wilton no alzó la voz más de la cuenta para quejarse del tema.

Asistía a diario a mejorar físicamente y ver entrenar al equipo. Norman era más ambicioso que nunca, se había puesto entre ceja y ceja ofrecer otro año de espectacular rendimiento para lograr el ansiado anillo que tanto se le había resistido. Harrell sabía que debía dar un paso adelante y Lyndon, más maduro y cada vez más parecido al veterano Gray, estaba conscienciado de priorizar el anillo a jugar el All-Star que tanto amaba años atrás.

Con pocos días para empezar, los expertos tenían claros sus favoritos. Washington, New York y Boston seguían un paso por delante de todos, aunque los Celtics empezaban a vislumbrar su cuesta abajo. En el oeste, Denver, San Antonio y Seattle intentarían lo imposible: frenar a los Lakers.

Empezó la temporada con un LA Lakers-Seattle para inaugurar. Lemmeis dominó, como ya había hecho en la Copa Mundial ante el Sony Munchen. Quería repetir el MVP que el año anterior le había arrebatado Wilton. Estaba en su quinta temporada, más ambicioso que nunca por el premio y sediento de ganar su tercer anillo consecutivo.

Wilton iba entrando poco a poco, y eran Norman y Lyndon los que guíaban los pasos del equipo. Perteneciente a una promoción floja, nada parecía poder evitar que Lynch se hiciera con el rookie del año, siendo además el titular en un equipo aspirante a todo.
Los Wizards iban un poco cojos, y su récord llegado el mes de diciembre no era todo lo positivo que cabría esperarse del mejor equipo de la temporada anterior. Los Springfield Legends sorprendían a propios y extraños ascendiendo al primer lugar de la conferencia, con los Knicks pisándoles los talones. Los Wizards y los Celtics iban un paso atrás, y luego venían los Heat, los Cavs y los Bucks.

A partir de navidad Wilton volvió a su tono y se encontró, poco a poco, con sus números habituales. Esta subida le sirvió para volver a liderar la clasificación de máximo reboteador, aunque Bullock y Banner le superaban en el apartado de tapones que ultimamente acostumbraba a liderar.

Esto lo agradeció el equipo, que poco a poco mejoró sus prestaciones y pudo encadenar diversas rachas muy positivas de victorias. Aún así, Legends y Knicks estaban aún a una buena distancia gracias a su buen inicio y regularidad. Los Lakers, evidentemente, lideraban muy claramente la liga, con Lemmeis como máximo anotador, récord personal de 74 puntos incluído, y repartiendo además más de siete asistencias por partido.

Nada parecía poder parar a los angelinos, y esto motivó aún más unos Wizards que por fin volvían a ir todos a una, después de los rumores que apuntaban al despido de Hinrich y bajada al banquillo de Skiles. De todas formas, se llevaba especulando con aquello durante mucho tiempo, y ya nadie en Washington hacía caso.

Se llegó al All-Star de Dallas y serían Scottie Pippen (Springfield) y Steve Blake (Denver) los que lo dirigirían desde el banquillo.

Wilton repetiría titular por enésima vez, jugando al lado de Callaghan (Orlando), Haykes (Springfield), Fortson (Milwaukee) y Fox (Miami). Bullock (New York), Morrison (Springfield), Bell (Atlanta), Merton (Charlotte), Watts (Cleveland) Elson (Chicago) y Jerretts (Boston) eran las opciones a tener en cuenta desde el banco. Barson sería baja al tener molestias en la rodilla y, porqué no decirlo, demasiados partidos a sus espaldas como para preocuparse de jugar la pachanga de las estrellas.

Woods (Denver), Arison (Houston), Sanders (San Antonio), Lemmeis (Los Angeles) y Rose (Portland) formarían como titulares del oeste. Bass (Los Angeles), Gardner (Utah), Parker (Denver), Djeric (Phoenix), Van Fyde (Oklahoma City), Terry (Minnesota) y Pirtsmouth (Vancouver), serían los jugadores de banquillo del oeste.
Lemmeis firmaría un gran partido, pero sería el jovencísimo Tommy Arison quien de veras marcaría la diferencia. Con un espectacular partido, el jugador de tercer año en la liga haría su sitio en la historia con aquella exhibición, que dio a los aficionados Rockets una esperanza de que el jugador fichado por Olajuwon en el Draft del 2028 volviera a la franquícia tejana en el sendero del anillo, que se les resistía desde el año 95, con Hakeem de líder precisamente.

Por parte del este, solo Fox y los debutantes dieron signos de querer llevar a los suyos a luchar por un partido que ya de inicio habían perdido.

Lejos de darle importancia a aquello, Wilton lideró a los Wizards a una racha de trece victorias consecutivas para acercarse a los Legends, que sin embargo no dejaron de pisar el acelerador en ningún momento.

Al final, los Wizards superaban a los Knicks en su particular contrareloj y se hacían con el segundo puesto de cara a la postemporada, emparejándose en primera ronda con los Hawks de Omar Bell y los gemelos Willie y Omar Baxter. Un jovencísimo trío que prometía marcar un antes y un después de su paso por Georgia.

De todas formas, su velocidad y juventud no fueron rivales para los dos mejores pívots de la anterior década. Wilton y Norman no cedieron la más mínima y, muy bien acompañados por el mejor rookie del año, un Lynch que subía sus números de la temporada regular, enviaron a los Hawks de vuelta a casa dejando atrás un humillante, aunque esperado, barrido.
Los Legends tampoco tendrían problemas y se medirían en segunda ronda con los Heat, que venían de eliminar a unos Celtics que poco pudieron acercarse a revalidar el campeonato, con la baja de Barson pesando demasiado como para acabar con los de Florida.

Los Wizards, por su parte, se medirían a unos Knicks que venían de eliminar a los Cavaliers, aún con la derrota del año anterior en segunda ronda en su memoria, y con Bullock hambriento de llegar a sus primeras finales y medirse al que fue el alumno aventajado de su promoción: Marcus Lemmeis.

El Eagle Complex hizo gala de su fama de fortín en el primer choque, pero en el segundo los Knicks simplemente arrollaron. Enbil Taylor sería clave desde el banquillo, en uno de sus últimos intentos para ganar el anillo que no había podido conseguir en Houston. La eliminatoria se trasladaba al Madison, que vio con gran alegía a su equipo ponerse 2-1 en la eliminatoria.

Wilton no había estado a su mejor nivel hasta entonces, y lo remedió con un curioso triple-doble (30 puntos, 20 rebotes y 10 asistencias) en el cuarto encuentro, para devolver el factor campo a su favor.

Un triple imposible de Jerome Pertin dejó helado el Eagle Complex en el quinto partido, y devolvió la eliminatoria a New York con la posibilidad por su parte de sentenciar en casa y llegar a la final de conferencia. Pero Wilton y Norman fueron demasiado para los Knicks en el último cuarto y cuando parecía que ya les tenían contra las cuerdas, hicieron resuscitar a los Wizards, dando un golpe moral que preparó el camino para ganar fácilmente el séptimo partido.

Los Wizards llegaban cansados a la final del este, donde les esperaban unos Legends que disputaban la primera de su no muy larga historia. Contaban en completar la sorpresa que había sido toda su temporada, pero sabían que delante había un rival mucho más experimentado y, sobretodo y más peligroso, el jugador más ambicioso de la liga y que aún no había ganado un anillo (Norman).
Ante el bajón de rendimiento que había ofrecido Wilton en los últimos partidos (tras haber sido el tercero más votado tras Lemmeis y Haykes por el MVP), Norman se puso el conjunta sus espaldas para ganar el segundo de los dos partidos disputados en Springfield. La eliminatoria se trasladaba a Washington, donde los Wizards pondrían un 3-1 casi definitivo. Pero resbalaron en el quinto y perdieron el sexto tras una impresionante prórroga de de Morrison y Haykes.

Así se llegó a un séptimo encuentro de infarto, siendo conscientes en Washington de que los Lakers llevaban días descansando tras eliminar a los Nuggets y que, si llegaban, lo harían en un estado físico mucho peor que el de los angelinos.

Aquella fue otra gran noche de Randy, que recordó al de sus primeros años coqueteando con la media centena (48 puntos), a los que añadir unas brutales cifras en rebotes (22) y tapones (8), demostrando en ambas facetas que el mejor vino mejora conforme pasan los años.

Los Wizards pues ponían fin al sueño de la ciudad del Hall of Fame, que había asistido a la primera hazaña de la recién trasladada franquícia a la capital mundial del baloncesto. Serían Washington y Los Angeles las que disfrutarían de la finalísima de la NBA.

El primer partido fue un infierno para ambos. Los dos conjuntos que mejor atacaban de la liga jugaron a defender más que el rival, planteando el partido más feo que habían disputado en los últimos tres años y llevándolo a tres prórrogas de infarto que un Lyndon decisivo resolvió a favor de los Wizards con un tiro a falta de cinco segundos que los Lakers no pudieron contrarestar (Lemmeis estaba expulsado).

Este primer encuentro dio moral a los de Washington, que se veían capaces después de mucho tiempo de dudas de vencer a los Lakers y alejarles de su three-peat. La euforia ya se apoderaba de la capital cuando, en el segundo partido, Wilton y Norman les acercaban aún más al sueño.
Habían dado el golpe en Los Angeles, y la llegada a Washington por los tres siguientes partidos podía resultar decisiva para hacerse con el tercer campeonato. Pero Lemmeis realizó tres exhibiciones consecutivas (56, 61 y 58 puntos), si bien en el tercero su equipo no salió bien parado. Así se volvía a Los Angeles con los Wizards a un partido de hacer historia, y con Norman camino de un MVP de las finales que el estado físico de Wilton no le había permitido disputar durante aquellas últimas semanas.

Lo que ocurriría en los dos siguientes partidos sería sin duda la historia más grande jamás presenciada en unas finales. Los Wizards parecerían una marioneta en las manos de Lemmeis en la paliza que sufrieron en el sexto partido, con el escolta llegando a los 77 puntos con suma facilidad y empatando las series, dando además la sensación de que todo aquello estaba premeditado de buen principio.

Resultó un golpe demasiado duro y, por tercera vez, los Wizards disputarían un gana o muere en aquellos Play-Offs. Mucho más lejos de lo que dos semanas antes, con la final a punto de empezar, muchos hubieran imaginado: llegar al séptimo partido. Aún así, sabía a poco dada la doble ventaja con la que habían contado.

Wilton conjuró a los jugadores que capitaneaba de la importancia que tenía aquel histórico duelo. Estaban a un solo paso de la gloria, y nadie recordaría aquel horrendo sexto partido si finalmente lo lograban.

Ambos equipos salieron a por todas y el juego ofensivo, acompañado de defensas que de buen principio parecían de último cuarto, fue la tónica dominante del partido. Lemmeis, Wilton, Norman, Bass, Lyndon...aquel día estos nombres debían sacar a relucir todo su potencial, y ninguno de ellos defraudaría en absoluto. Paralelamente, tenía lugar el apasionante duelo entre Shaw y Hinrich, dos maestros de los banquillos que se enfrentaban por segunda vez en tres años.

Con el marcador reflejando un apasionante empate a 109 se entró en los dos últimos minutos de un partido de infarto. Primero Wilton, luego Lemmeis, después Norman, más tarde Perkins...el encuentro ahora derivaba a un intercambio de canastas en un partido que, por trascendencia y vistosidad, parecía en aquel momento disputado por jugadores elevados a la categoría de dioses.

Los nervios se apoderaron de ambos conjuntos, que fueron incapaces de deshacer el empate durante los últimos cuarenta segundos, y se llegó con empate a 115 a la prórroga.
Wilton, Norman, Harrell, Gray y Lyndon formarían el quinteto que acabaría el partido por parte de los Wizards, mientras que los Lakers alinearían a Bass, Perkins, Lemmeis, Wells y Reid para el tramo decisivo del choque.

El cansancio y los nervios hicieron acto de aparición ya después del salto inicial, y el marcador no se movía nada más que para un tiro libre y algún tanto de cuando en cuando. Los minutos dejaron paso a los segundos cuando Reid anotó un triple que dejó helados a los jugadores de los Wizards, atónitos ante la ventaja de dos puntos que ahora tenían los angelinos.

Tras el tiempo muerto, sacaron de medio campo y buscaron rápido a Wilton que encontró canasta ante la oposición de Bass. Lemmeis falló el siguiente ataque de los Lakers, y el pabellón se puso las manos en la cabeza al ver como Lyndon anotaba una canasta de cinco metros para poner a los suyos dos puntos por delante en el marcador.

Esta vez fue Shaw quién pidió tiempo muerto, para preparar un previsible triple de Lemmeis que el escolta logró anotar, poniendo a los suyos un punto arriba. Sería el siguiente, el último ataque de los Wizards, que lograron meter un balón interior que Wilton asistió a Norman ante la ayuda de Perkins. Mandaban por uno, pero aún restaban cinco segundos en el cronómetro.

Reid consiguió dar el balón a Lemmeis en un saque un tanto impreciso que casi acaba con balón robado por los Wizards. Marcus fintó por la derecha, dejó sentado a Harrell y se paró a un tiempo a cinco metros del aro. Wilton saltó a la ayuda para taponar un lanzamiento que jamás llegó a producirse...

Lemmeis le había fintado y, cruzando su pierna derecha con un largo paso, logró meter contra tablero y sobre el mismo sonido de la bocina el decisivo tiro que daba a los Lakers el tercer anillo consecutivo.

Norman, que había llegado tarde a intentar taponar el definitivo lanzamiento al venir del lado contrario, cayó al suelo y empezó a llorar desconsoladamente. Tampoco se levantaron Wilton y Harrell, sentados ante el espectacular movimiento con el que Lemmeis les había engañado, logrando arrebatarles el anillo que casi podían ver en sus dedos.

El público angelino estaba loco, viniendo de presenciar el mejor partido en la historia de las finales, que además había terminado como nunca lo había hecho una final de la NBA. En el último segundo, con el que empezaba a demostrar ser el mejor de la historia dejando en evidencia a dos grandes pívots como Wilton y Norman en la última jugada del partido.

Como pronunciaría un Battier emocionado al entregarle el trofeo a Lemmeis, sería difícil volver a ver algo similar a aquello, que sin duda fue un momento único e irrepetible en la historia de las finales. Una temporada, unos Play-Offs, una final, un tiro, que sin duda confirmaban a Marcus Lemmeis como uno de los mejores de la historia, habiendo ganado tres anillos en cinco años y dejado claro que ni Wilton ni Barson podían pararle.

Amado hasta un punto enfermizo por sus aficionados, aquel dominio incontestable le había hecho poco popular en el resto de ciudades que le habían sufrido en carne propia, habiendo sido Washington, sin duda, la más castigada de todas ellas. Así era Lemmeis, el más destacado de entre todos los aspirantes, el único que había logrado acercarse a la alargada sombra de Michael Jordan.Wilton tardaría mucho en salir de aquel vestuario para enfrentarse a lo que le esperaba fuera. Norman tenía la moral por los suelos, no por haber llegado tarde a taponar un tiro intaponable que no parecía haber sido lanzado por un ser humano, sino por haber perdido la que creía que era su última oportunidad para ganar el ansiado anillo de campeón.

Randy regresaría a casa un día más tarde que el resto de la expedición. Lo haría destrozado, y habiendo cometido un error irremediable que se había jurado que no volvería a cometer: haber dejado que el baloncesto volviera a ser la parte más importante de su vida, como le reprocharía su mujer en los siguientes días, preocupada por el estado de ánimo de su marido tras el brutal shock que resultó perder la final ante los Lakers.

9 comments:

Flibio said...

Buenas True Wolf, primera vez que me paso por tu foro, muy chulo.
Jeje, victoria de Boston en dos prórrogas contra los wolves. Green's back! :) Por cierto, sabes que ha pasado con el blog de Pierce? Desde hace unos días sale una página de búsqueda de Mike Bibby (????).

Juanejo said...

tenemos que llevarte a hollywood, sin falta!!! sera este el fin de la historia??? queremos saber!!
enhorabuena jugon!

True Wolf said...

Muy buenas Flibio, raro raro lo de Pierce, otro Expediente X a lo Julius :S

Gracias juanejo y, tranquilo, que resta aún un año de contrato con los Wizards como mínimo ;)

sixers29 said...

hola True,muy buen post,otra vez Wilton y Norman se quedan sin anillo.

He visto que has tenido un pequeño error en el post,jeje,me siento el típico profesor malo, pero el post sigue siendo de 10.En el último partido de la final,pues el marcador que les lleva a la prórroga es 115 pero antes pusiste 119,realmente es 109 no?.
Ojalá en el próximo año pues Wilton y Norman puedan ganar el anillo.

Nash said...

Joe, estoy enganchao este tio, debería ganar un anillo más para quitarse ese mal sabor, pero no se yo si lo conseguirá. Aunque, no se, el Lemmeins ese es demasiado perfecto, debería salirle algun pufo en algun momento.

Saludos de un hermano mayor de DM (Soy el GM de los Nets, y antes estuve en DM2)

NBA Freak said...

Hay que ver lo poco que quieres a Randy!!

A ver si pones un poquito de alegria por aqui que va haciendo falta y ya que tu eres todopoderoso en el mundo de Wilto... deberias echarle un cable jejeje.

De verdad que sentir pena por alguien que no existe... Eso es señal de que te lo estas currando true.

Felicidades por la décima entrega.

PD: Ya he vuelto... aunque con menos ganas en general. Gracias por el aviso en mi blog.

True Wolf said...

Gracias por informar sixers, la verdad es que hoy repasando todo me he encontrado con muchos, normal por otro lado!!

Nash me suena que ya has pasado alguna vez por aquí, gracias por leer habitualmente y un placer verte firmar de cuando en cuando ;)

El anillo está caro, como cuando estaba Jordan, y Wilton ya no es el de antes...

Florenzz said...

Jod menudo post... juju.

¿Para cuando la Taylorpedia?

Saludos!

Pierce said...

Hola a todos, pues ya tengo la respuesta de lo que ha pasado con mi blog.

Como sabreis estos dias ha habido problemas con blogger (no dejaba postear etc) y cuando vas a mi blog te redirije a otra pagina, cosa mala pense. Total, que envie un mail a blogger y me han dicho que estos dias han tenido un problema con los servidores, y hasta algunos blogs han desaparecido, como el mio. Me han dicho con palabras bonitas que no me preocupe mas de mi blog pq ya no existe :(