Pocos días antes de la celebración del Draft del 2025, los Boston Celtics ganaban su batalla en los despachos. El juez consideró que la sanción a Thomas y Wilton fue inferior a la merecida, y que Clancy no hizo justicia a los precedentes, haciendo una excepción al tratarse de una final.
El quinto comisionado en la historia de la NBA anunció en rueda de prensa su dimisión, y la mayoría de su cúpula directiva le secundó aquel mismo día. Apenas ocho horas más tarde, un día antes de la ceremonia del Draft, Shane Battier era nombrado como el sexto comisionado de la liga, convirtiéndose en el primer exjugador en asumir el cargo.
Su primera decisión fue implecable y exagerada respecto a los jugadores: una ejemplar sanción que les mantendría alejados de las pistas (a Wilton, Thomas y Murdock) hasta el primer partido del 2026, es decir, más de treinta partidos.
Les cerraron la boca enseguida que protestaron. Los tres estaban de acuerdo en que los tres partidos impuestos en las finales eran de risa, pero lo que Battier les imponía era una absoluta exageración.
Los Condors recibían el várapalo eligiendo a Donta Harrison, un hombre interior, en primera ronda del Draft y fichando a Miles Djetou, pívot veterano proviniente de la Euroliga. Los derechos sobre un todoterreno para el juego interior (Wesley Briggs) y el escolta Jeff Warz sirvieron para tapar los huecos que debería afrontar Harper en aquel largo inicio de campaña. La plantilla se haría corta, aún haber sufrido la única baja de Banner:
Titulares: 31- Randy Wilton, 40- Casey Thomas, 15- Oswaldo Briones, 9- Jeremy Van Fyde, 20- Ryan Abbey
Rotación: 50- Dale Hodges, 13- Donta Harrison, 8- Louis Russell, 1- Eric Murdock, 3- Danny Barros
Resto: 14- Miles Djetou, 42- Wesley Briggs, 6- Mikki Williams, 7- Jeff Warz, 33- Willie Frey
Equipo y jugadores implicados recurrieron a la sanción aún haber, en el caso de Murdock, un juício pendiente. Wilton perdió todos sus contratos (incluído el que le unía con Li Ning, que sacó del mercado las flamantes Big Wilt IV) y dejó de ser la imagen promocional de la liga.
No era más que otro chico con calidad que se había equivocado. Eso rezaba la opinión pública y el no podía hacer más que callar, sin poder defender su postura.
Estaba claro que se había equivocado, como demostraron los hechos posteriores: por primera vez pasaría el verano sin pisar la casa de sus padres, su hermano se despediría avergonzado y la universidad de Georgetown canceló el acto de retirada de su dorsal (13) en la etapa universitaria.
Le vino en mente que ya en sus tiempos en los Hoyas existieron rumores que apuntaban a la relación de aquel equipo con las drogas, pero nunca pasó de esto. Lo cierto es que sí que había cierta verdad en aquello, pero nunca había superado los límites a los que se había llegado en el año anterior, en los Condors.
Pasó el verano en Las Vegas, para alegría de la prensa más sensacionalista. Tras haber cortado con su novia, sus relaciones eran cada vez más esporádicas y de peor calidad. Flirteos con el juego y alcohol, todo como causa y solución a sus problemas.
Se mantuvo ajeno a todos los rumores de traspaso que circulaban entorno de la liga alrededor a su persona. No se interesó lo más mínimo por lo que ocurría en la liga, y llegó con veinte quilos por encima de lo acordado en junio al tercer entrenamiento de los de Oklahoma, tras ser amenazado con no cobrar por parte del propietario Greyard.
Jeremy Van Fyde se convirtió en el cabeza visible de la franquícia en los actos promocionales: presentación de los nuevos uniformes, campaña de abonos, obras sociales...
Battier negó incluso a los Condors el tradicional partido de inauguración de la temporada como campeones, honor que recayó en los Celtics de Boston. Fueron el último equipo en debutar, y lo hicieron en casa ante los nada atractivos Jazz.
Thomas, Wilton y Murdock recibirían en el túnel de vestuarios su merecido anillo, y la cancha de los Condors silvó en un hecho sin precedentes al comisionado, en la ceremonia de entrega del campeonato.
Empezaron con mal pie, y fueron de mal en peor. Ron Harper era despedido por el propietario aún haber conseguido un anillo, y este obligaba a Brian Shaw a bajar al banquillo. Jeremy Van Fyde lo daba todo en cada partido, pero el equipo no llegaba, y el récord era cada vez más pésimo.
Murdock era condenado a cinco meses y sería cortado de inmediato por el equipo, que ficharía a Dan Sinclair como su sustituto. Thomas volvió a los entrenamientos para ponerse en forma y Wilton se dedicaba a una particular protesta, que consístia en asistir a todos aquellos partidos en que fuera el comisionado, solo para dejarse ver; sin acudir a los de su equipo ni entrenamientos.
Aquella protesta particular le valió un mes más de suspensión.
Viendo como estaba la situación, William acudió en ayuda de su perdido hermano. Ambos se trasladaron a Washington y visitaron juntos a uno de los hombres más importantes de su carrera: Craig Grant, entrenador de los Hoyas de Georgetown.
Este le permitió algo tan necesario y valioso como charlas tácticas, entrenamientos y, sobretodo, un verdadero amigo que le escuchara.
A la franquícia le parecía bien todo aquello que le garantizara llegar en forma, aún que fuera a costa de su mal nombre y de ensuciar aún más aquel escándalo tan oscuro.
Gracias a Grant, la universidad de Georgetown aceptó retirar el dorsal de Randy. Era el 29 de diciembre del 2025, y aquel día Wilton se hizo la promesa de volver a las canchas; a limpiar la mala imagen que había cultivado.
Regresó a los entrenamientos de un equipo que seguía en caída libre, y en el que Shaw había optado, a consejo del propietario, por fichar un nuevo entrenador: Andre Miller.
Entrenó a tope a lo largo del mes de enero, adelgazó más quilos de los que le habían pronosticado los médicos y su regreso a las ruedas de prensa fue el de un chico arrepentido y avergonzado de sí mismo.
Visitó a sus padres el día 28 de enero con una doble intención de hacer las paces: con ellos por un lado, y con Shane Battier por otro, que asistiría precisamente al Wizards-Raptors de aquella noche. Su apretón de manos fue portada en todo el país un día después.
Y su ansiado debut llegó el primero de febrero, en un enfrentamiento ante los Sonics, antiguos inquilinos (por poco tiempo) de la capital de Oklahoma. Fue tan arrollador como quiso, firmando 57 puntos y 19 rebotes aún adivinarse claramente su intención de reservar esfuerzos.
No muy lejos de aquello estaban sus medias, cuando se llegó al All-Star de Atlanta. Habiendo sido el pívot más votado, Randy se vió obligado a asistir, pero una oportuna (y fictícia) lesión de tobillo le impidieron saltar a cancha. El que si lo lograría sería su compañero de tercer año Van Fyde.
Poco a poco irían bajando sus números, pero el equipo siguió en dinámica ganadora, y el octavo puesto para entrar en los Play-Offs sería una recompensa mucho mayor de la que merecían.
Quedaron emparejados con los Mavericks, poseedores del mejor récord de la temporada gracias a haber juntado su pieza vital, el base Lewis, con el ex alapívot de Indiana, Terry Norman, que a su busqueda del anillo se había encontrado además con el premio MVP de la temporada.
Los Condors en pleno buscaron el milagro, pero por más que Wilton se empeñaba, los Mavs ganaban todos los partidos, y le barrían de los Play-Offs. No era suficiente con él, que había llegado bajo de forma al tramo final por culpa de haber empezado tarde y en plenitud de esfuerzos, y Van Fyde. Abbey era veterano, Briones rara vez se implicaba al 100% y Thomas había finalizado una temporada horrenda para el nivel que había demostrado el año anterior.
Un día antes que los Celtics acabaran con los Pistons, los Mavericks hacían lo propio con los Suns, y llegaban a su segunda final, veinte años después.
Allí se encontrarían con un Willie Barson deseoso de venganza por lo del año anterior, y frustrado con Norman porqué le había arrebatado el MVP de la temporada. Más bien acompañado que nunca, el escolta céltico llevó a la franquícia bostoniana al decimoctavo anillo de su historia, segundo del milenio y con él ganando otra vez el premio al mejor jugador de las finales.
Él era ahora el icono de la liga: un luchador insaciable, un jugador modélico y un talento con aún mucho por explotar a sus 26 años (como Wilton). Randy se dio cuenta de que, tras haberse convencido de que le había superado, volvía a estar un peldaño por debajo de Barson.
Sin pensar en las consecuencias, Wilton saltó al ruedo diciendo estar harto de Oklahoma, y pidiendo el traspaso al propietario, ante los ojos atónitos y deseosos de toda la liga.
El tono de las palabras fue creciendo poco a poco en los días previos al Draft, finalizando el espiral de acusaciones con Wilton contestando a Greyard con unas palabras que le marcarían para el resto del verano: "No pienso volver a la ciudad mientras siga perteneciendo a esta franquícia. O me sacas o me retiro, te toca mover ficha Grey".
4 comments:
ESto es un post si señor!! Todo post que se precie debe tener a los celtics como campeones!! XD
Mal pintan las cosas para Wilton, y peor para Oklahoma. ¡Que suspense!
jajaja. Impresionante post tío. Hay que ver como se las gasta Wilton, madre mía. Oye, ¿el que le pilló la marihuana no sería el sheriff O´Neal...?
Fuera de bromas, vaya currada, y deseando saber a donde se marcha Randy
Wilton cada vez más problemático,volverá al este?a los sixers?.Con que vaya a los celtics ya veo unos cuantos anillos consecutivos para los de Boston.
Este post le ha gustado a Pierce,no me extraña,jeje.
jaja, ojala los celts vuelvan a ser solo la mitad de buenos que como los pinta el amigo wolf.
KG vuelve por sus fueros, esta a un nivel MVP total.
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