Persiguiendo un sueño, dominando la liga
La temporada 2021-2022 se vivía en Philadelphia con la máxima ilusión. La mediocridad vivida en las últimas décadas parecia quedar atrás después de la incorporación del nuevo ídolo local. No era el jugador más fuerte, ni el más alto, pero podia ser el más determinante de la liga.
Desde la directiva Sixer era conocida la urgencia histórica que se vivía. Hacia 38 veranos que no se colgaba un nuevo banderín del techo de un Wachovia Center que empezaba a quedarse viejo y, por primera vez en mucho tiempo, pequeño para aforar la gran demanda que había. Todos querían ver al 31 hacer maravillas, y antes de acabar el mes de julio ya se habían agotado los abonos. Si todo iba como estaba previsto, el próximo año se inauguraría el pabellón nuevo.
El verano de Randy Wilton también fue algo agitado. Firmó con la multinacional más importante en el mercado del calzado, Li Ning, un contrato que le ligaba a la firma china por cinco años. En el que no estampó su firma fue en el que le ofreció su equipo; "aún restan dos años, de momento no firmes nada" le aconsejó su hermano y representante.
Tras este gesto el General Manager se puso manos a la obra. Maloney fichó gigante Walt Rainey, de los Kings, y traspasó una primera ronda del Draft del 2022 que pertenecía a los Jazz a cambio de su base titular: Kirk Atkins.
Con este movimiento quedaba definido un elegante quinteto, formado por: Wilton-Rainey-Allen-Fortson-Atkins y con suplentes de calidad como el veterano pívot Hilton Armstrong (el único de la plantilla que tenía anillo de campeón, con los Hornets), el cuatro bajo Travis Person y el base senegalés Doene Buscuzzo. Además, había llegado un alero prometedor con el número 18 del Draft, desde la universidad de Victoria, Lenny Brewer.
Ahora Kerr tenía una buena plantilla por manejar. Prueba de ello fue el dominio de pretemporada, ganando nueve de los diez partidos, rompiendo la racha en su visita a Treviso. Precisamente un italiano, el Olimpia de Milán, fue el que perdió la final de la Copa Mundial ante los Grizzlies.
Dado el interés que levantaban estos Sixers, Clancy programó el partido posterior al inaugural teniendo en cuenta la figura de Wilton. Tras la victoria de los Grizzlies ante Phoenix (en una repetición de la final del oeste anterior), tendría lugar un duelo como los de antes: 76ers-Celtics. Se impuso la figura de Randy Wilton a la magia de Willie Barson, vengándose de la derrota sufrida años atrás en su camino a la final four universitaria.
Randy iba a por el MVP, todos los análistas lo tenían claro de buen principio. Fue jugador de la semana en cinco ocasiones y el mejor del mes en su conferencia en noviembre y diciembre. Con 22 años, estaba claro que no había límites para él. Allí donde no llegaba su físico lo hacia su calidad, su total conocimiento de fundamentos.
El ocho de enero llegaría el primer contratiempo. En un escenario mítico en los últimos años (el Twin Cities Center, donde los Wolves habían celebrado dos anillos en los últimos tiempos), con las camisetas de Sealy, Oden y Garnett presidiendo el evento, Wilton sufrió su primera caída. Cogiendo un rebote, pisotón a un compañero y posterior caída. Decidió seguir jugando, y no mostró síntomas de lesión grave hasta unas horas después del partido.
De nada servirián los millones de votos recibidos. Aún no haber discusión en quién sería el pívot titular del este, el paso por quirófano y el tiempo alejado de las canchas imposibilitaron que el del 2022, en Detroit, fuera recordado como el All-Star de Wilton. El premio a mejor jugador recayó en Rodney Stackhouse, de Phoenix, que con la baja de Randy era un claro candidato a ser el MVP de la temporada.
Líder en anotación por partido, vio como el no haber llegado al mínimo de partidos jugados le dejaba atrás en este aspecto. Mientras tanto, los 76ers que se habían acostumbrado a ganar, veían disminuir su porcentaje de victorias conforme se alejaba el invierno. Al final fueron los Celtics los mejores de la conferencia, y los discípulos de Steve Kerr se conformaban con la sexta plaza.
El mítico Madison Square Garden era el escenario elegido para jugar aquella serie. Wilton se encontraba en la fase final de su rehabilitación, pero el riesgo de recaer era enorme si decidía volver tan pronto. Desde el banquillo vió como se escapaba el primer duelo, y como Fortson lideraba a los suyos al empate a uno en la prórroga del segundo.
El 7 de los Sixers se graduó con dos lecciones más de épica en el cuarto y quinto compromiso, poniendo a su equipo con ventaja por primera vez en toda la eliminatoria. Los Knicks salvaron el jaque en el sexto encuentro, pero poco pudieron hacer en el séptimo. Oc'nealy y Rose veían como Hilton Armstrong resurgía en el ocaso de su carrera con 17 puntos, y como Fortson establecía en 43 su mejor marca personal. El Madison se venía abajo tras otro fracaso de los suyos.
Era tiempo de vengarse en segunda ronda. Los Bulls venían de hacer una temporada irregular tras haber sido campeones del este el año anterior. Aún así, Dewirn seguía siendo el de siempre, y su afán de ganar el anillo era más grande que nunca.
Con la eliminatoria Celtics-Wizards ya empezada, al igual que las que enfrentaban en el oeste los Grizzlies con los Rockets y los Suns con los Timberwolves, la que empezaba en Chicago era la última en hacerlo.
Los dos primeros partidos fueron un paseo para los de Illinois. Los 76ers no encontraron su juego, y la dureza con la que jugaban los discípulos de Avery Johnson era de escándalo. Tras su fracaso el año anterior habían apostado claramente por el juego sucio y la defensa asfixiante, contra la cual los Sixers demostraron no poder luchar.
Randy sabía que era su momento; tenía que hacer algo. El hecho de verle en la lista de doce para el partido y tenerle en el banquillo vestido de corto dió a los de Pennsylvania moral suficiente como para doblegar a los Bulls. Wilton no jugó ni un minuto, pero su presencia se había hecho notar en cancha.
En el cuarto partido tampoco salió a jugar. Los Sixers aguantaron, pero tres triples en los últimos ataques de los de Chicago abrieron una brecha inalcanzable en el marcador. Con 3-1 en contra y viajando a Illinois, ni el más optimista pensaba que aquello podía remontarse.
En el quinto Kerr si se la jugó con Wilton. Le sacó de titular y sumó un total de catorce minutos. Su dominio en este tiempo fue total, logrando 16 puntos y 10 rebotes, cogiendo todos los que estuvieron a su alcance. La aportación de Fortson que pasó de la treintena y la defensa del rookie Brewer encima de Dewirn fueron las claves para lograr poner el 3-2 en la serie.
El factor público y anímico de aquella victoria influenciaron en la aplastante victoria 123-94 que tuvo lugar en el Wachovia Center. Por si acaso era el último, todo el mundo despidió aquellos asientos tantos años usados. Wilton no jugó el sexto, tampoco el séptimo, pero su equipo no le echó en falta. Estaba allí, lo sabían, pero debían lograrlo ellos.
Con un final agónico Atkins dió a los Sixers el premio tanta vez esperado: el retorno a una final de conferencia, 21 años después de que Iverson lo lograra por última vez.
Allí esperaban los Celtics de Willie Barson, los mismos a quienes habían aplastado en el partido inaugural; ahora todo era diferente. Los de Boston estaban frescos tras dos cómodas eliminatorias, mientras que las piernas de los de Philadelphi acomulaban catorce partidos, y con todos los hombres dándolo todo de sí mismos.
Enfrentándose a todos aquellos periodistas que le habían negado su segundo MVP (lo ganó Stackhouse), Barson logró pasar de los cuarenta puntos en ambos partidos jugados en el Green Garden Center de Boston, poner el 2-0 en el marcador, y ganarle un set a su rival Randy Wilton.
El escolta era quién más deseaba el regreso de Big Wilt, ansiaba vencerle. Su afán encontró recompensa en el tercer partido, pero Randy estaba lejos de ser el pívot dominante que fue antes del mes de enero. No estaba en forma, salía precipitadamente de una lesión, y se encontraba un entorno agotado y sin posibilidades de presentar batalla.
El Wachovia Center se despidió de la liga sin vivir ninguna victoria en la final de conferencia. Como en toda su historia, no vivió un final feliz de la temporada 2021-2022.
Los Celtics vencieron a los Suns de Stackhouse por 4-1 en la final y Willie Barson ganó su primer MVP de las finales. Se terminaba la racha de los Grizzlies y los Celtics ganaban su primer anillo desde el año 86, rompiendo la mítica maldición Bias.
Consciente de que la NBA vivía un momento dulce, Arnold Clancy permitió al USA Basketball seleccionar abiertamente aquellos jugadores que quisieran para el mundial. Los históricos dominaban la liga, estrellas como Barson, Stackhouse, Daniels y Wilton eran los nuevos dominadores y la liga parecía recuperar el trono mundial, tras mucho tiempo de discusiones.
Wilton dedicó el verano a recuperarse. Jugar las Summer Leagues con los rookies, organizar su propio All-Star benéfico en Washington y ir al Mundial de China con la selección estadounidense. Intentar colgarse la medalla de oro, inaugurar el Independence Coliseum el 4 de julio y ver la nueva gama de uniformes (manteniendo el blanco-rojo-azul como patrones principales).
Todo para encarar su siguiente objetivo. Ganar el anillo de la NBA, y elegir para ello la temporada 2022-2023.
2 comments:
tio, menuda currada. Tendré que dejar esto grabado, para acordarme en el 20021 y esos años, jeje.
Estás hecho un crack
muy bueno True,sensacional,lástima que Wilton se haya lesionado,ya que x culpa de esa lesión no llegó a coger su ritmo,pero para el año ya veo otra final entre celtics y sixers,quién ganará?
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