Wednesday, June 06, 2007

Lemmeis II

Creciendo a una velocidad de vértigo

Con 21 años recién cumplidos Marcus no pensaba dedicar el verano a descansar. Después de cruzarse con los Dark Condors en segunda ronda el año anterior, había preparado junto al segundo entrenador un plan específico de trabajo para ganar músculo y llegar en plenitud de condiciones cara a la siguiente temporada.

No perdía de vista al volver del gimnasio como se desarrollaba la franquícia en el mercado de fichajes. Habían tenido suerte en el Draft, al contar con la elección de los Raptors (que correspondía a un número 5) además de la suya. Con la primera se habían hecho con un ala-pívot sólido, que sin ser un All-Star en potencia estaba hecho del todo a sus 22 años: Demetrius Hoobson. Con su número 29 seleccionaron a Sam Finley, un alero tirador y buen defensor procedente de la universidad de Missouri.

Y con ello se habían quedado, pendientes del que debía ser su movimiento estrella del verano. Y es que Shaw llevaba meses persiguiendo al que había sido su discípulo en Oklahoma. Lo venía intentando a lo largo de la temporada, con él fuera de circulación, y había seguido después de ser traspasado a los Pacers. Y es que si fichaban a Randy Wilton, el mejor pívot de la liga, los Lakers lo tendrían todo para ser campeones durante años e intentar emular a los míticos Celtics de Bill Russell.

Nada menos que los dos mejores de la liga. El actual contrato rookie de Lemmeis permitía un fichaje de tal magnitud. Evidentemente, en toda la liga los movimientos iban encarados a evitarlo. Desde Boston, San Antonio y Dallas, los pesos pesados del campeonato, se instaba a los otros equipos a ofrecer el máximo para que Wilton no recalara en los Lakers. Battier tampoco lo veía bien, aunque poco podía hacer él para evitar este posible monopolio que podía aplastar la liga sin contemplaciones.

Así era la cruda realidad. Wilton estaba a un paso de firmar con los Lakers y la liga asistía, atónita e impotente, a aquella gran tragedia. Los equipos terminaban de contratar a sus jugadores y el culebrón seguía alargándose, cada día más próximo a su fin.

Y fue entonces cuando ocurrió lo impensable, el milagro que llevaban tiempo pidiendo todos y cada uno de los otros propietarios de la liga: los Wizards igualaban la oferta de los Lakers, gracias a la renuncia de Herb Douglas al salario que había recibido hasta el momento. Todo por el anillo, pero también por el bien de la liga.

Así pues, Wilton se quedaba en casa y Lemmeis veía como se desdibujaba su sueño de ganar el anillo de inmediato. Ya no quedaban agentes libres de primer nivel disponibles, con lo cual Shaw cerró solo dos operaciones que llevaban a Los Angeles un buen escolta para dar descanso a Lemmeis como era Damon Sweet y un ala-pívot veterano proviniente de los Kings, Shamond Lister.

Con Crapotka, Hoobson, Donaldson, Lemmeis y Cameron quedaba un quinteto titular arreglado, pero ni mucho menos para aspirar a derrotar Spurs, Mavericks o Condors. En el banquillo contaban con Sato, Warren, Lister, Finley, Jones, Sweet y McCain, lo cual tampoco era un lujo visto otras plantillas. De todas formas, y para compensar la falta de mimbres, los Lakers contaban con Marcus Lemmeis.

Un jugador que empezaría a demostrar su compromiso invitando a los compañeros que residían en la ciudad a pachangas en su nueva casa de Beverly Hills. Aparte de miembros del equipo, también asistían algunos de los mejores jugadores en activo de la liga como Haykes, Voshell, Reid o Layne.

Desde su feudo la prensa seguía dibujando al escolta como un compañero frío, llegando incluso a afirmar que se había quejado en privado de los refuerzos que habían llegado. Pero de puertas adentro aquellas críticas no afectaban lo más mínimo la plantilla, que sabía perfectamente lo que se cocía y como las gastaba la prensa nacional. Y más ahora que los equipos del Times y el Post eran aspirantes a todo...

Empezó la pretemporada y la mayor parte del trabajo estaba hecha. Con la amplia mayoría de la plantilla trabajando con los asistentes desde mediados de agosto, los primeros entrenamientos del año parecían tener lugar a mediados de abril. El nivel físico y de sacrificio era tan bueno que Shaw llegó al extremo de tener que frenar el tema, para que alguno no acabara la temporada ya en el mes de enero.

No sería sin duda el caso de Marcus, que estaba hecho una bestia y lo aguantaría todo. Se había preparado a consciencia, había planificado el verano a la perfección, mejorando en facetas donde ya destacaba. El trabajo había dado sus frutos convirtiendo un tirador de rachas en un seguro de vida y un defensor del montón en un perro de presa, tarea por la cuál, evidentemente, no sería utilizado.

Si su fisico ya llegaba para ser el mejor, el añadir además las ganas de superarse y de ser mejor cada día daba como resultado un monstruo, un jugador imparable e incomparable a ninguno de segundo año en la historia de la liga.
Un morboso Celtics-Lakers abrió la temporada 2027-28. Lemmeis no pudo aguarle la fiesta de la bandera a Barson, y serían los de Boston quienes se impondrían.

Pero después de aquello vino la primera racha dorada. Nueve partidos ganados de forma consecutiva para mantenerse a la altura de unos Wizards que arrasaban. La competición avanzaba y Wizards y Lakers seguían arriba de su tabla a años luz de distancia de sus perseguidores, llegando ambos con más de 25 partidos ganados al primer tercio de competición.

En el segundo los Lakers se torcieron un poco. La lesión de un Hoobson que luchaba por ser el Rookie del Año echó por tierra la progresión imparable del conjunto angelino y les puso a tiro de Mavericks, Suns y Condors. Lemmeis seguía con su particular e insaciable lucha por el MVP, un premio que solo la mejor versión de Randy Wilton le arrebataría. Y es que Wilton lideraba la liga en puntos, rebotes y tapones. A sus 34 de media por noche solo Lemmeis podía seguirles la pista, pero con 32,5 no le bastaba para ser el máximo anotador del campeonato.

Así pues, con los Lakers perdiendo enteros y los números de Wilton manteniéndose incuestionables, parecía claro que el ya legendario pívot se haría con el premio. Pero en el 22 de enero Lemmeis se encargaría que el debate volviera a tomar forma.

22 años hacía de los 81 puntos de Kobe Bryant ante los Raptors. Desde aquel día ningún jugador de los Lakers había parecido estar tocado por una varita como el genial escolta. Lemmeis aún no había nacido cuando aquello había ocurrido pero se encargaría de dejar él también una huella en la historia en una noche tan señalada.

No fue en Los Angeles, sino en Washington, cuando Marcus dejó mella en la historia. Tras recibir un manotazo de Layne en el ojo al cuarto minuto de partido abandonaría el Eagle Complex capitalino, para no volver a cancha hasta el segundo tiempo. Con cero puntos en su casillero y su equipo veinte abajo, anotaría un total de 54 en dos cuartos y una prórroga para establecer su récord de puntos y acabar con una histórica racha de 26 partidos seguidos ganados por parte de los Wizards.

En el siguiente partido el Millenium Forum de Los Angeles esperaba expectante otra exhibición de su número uno, que no defraudó al anotar un total de 51 puntos ante los Magic. Y hasta allí llegó su momento de gloria, aunque en beneficio de un equipo que volvió al sendero de la victoria.

Y con los Lakers aún líderes en el oeste se llegó al partido de las estrellas, que se celebraba en Washington. Shaw entrenaría al combinado de su conferencia que saldría con Mills (Oklahoma City), Norman (Dallas), Sanders (San Antonio), Lemmeis (Los Angeles) y Acklie (Seattle) de inicio. En el banquillo esperarían Bass (Minnesota), Stackhouse (Phoenix), Gardner (Utah), Haykes (Golden State), Van Fyde (Oklahoma City), Taylor (Houston) y Reid (San Diego).

Por su parte el este saldría con un temible quinteto formado por Wilton (Washington), Learving (Detroit), Dewirn (Chicago), Barson (Boston) y Fox (Miami). En el banquillo esperarían hombres de la talla de Bullock (New York), Stewart (Philadelphia), Powell (Brooklyn), Benjamin (Cleveland), Fortson (Milwaukee), Davies (New York) y Jerretts (Boston).

El oeste empezó dominando el partido gracias al juego que creaba Marcus Lemmeis, que junto a Norman y Haykes lideró la conferencia en todo momento. Pero Wilton y Barson aparecieron cuando más lo necesitaba el este, y sobretodo el último fue decisivo para decantar el choque y llevarse su primer MVP de un All-Star.

"Otro año será" pensó Lemmeis, algo muy alejado de la visión que tenía la prensa de él y que le acusaron de haber preferido perder el partido antes que renunciar al premio de mejor jugador. Pero, como siempre, se mantuvo ajeno a las críticas por su propio bien y prefirió dedicarse a dar victorias a los suyos.

Y lo hizo, aunque los Lakers volvieron a sufrir una debacle que les haría, finalmente, perder su condición de primer clasificados en beneficio de los Mavericks.

Así pues se conformaban finalmente con el segundo puesto y con tener un duelo relativamente cómodo ante los Clippers. Con 2-0 a su favor pudieron sentenciar la eliminatoria en San Diego y esperar cómodamente al siguiente cruce. Reid le deseó suerte de cara a lo que quedaba tras finalizar el definitivo encuentro. Marcus le invitó a fichar por los Lakers en verano, sabiendo que el base finalizaba contrato y no quería seguir en los Clippers.
En todo el país los medios seguían dando como favoritos a los Mavericks, pero teniendo el máximo respeto por los Lakers y Lemmeis, que se lo habían ganado. Unos por una gran temporada y haber barrido a los Clippers y el otro, gran causante de lo primero, por haber firmado unos números de escándalo y haber vuelto a ser el segundo en la votación para el MVP. De cara a la siguiente ronda esperaban los peligrosos Suns de Steve Nash, que aún teniendo a Stackhouse y Newble en horas bajas no podían descartarse como candidatos.

Pero Lemmeis, ajeno a todos los comentarios de expertos respecto las dificultades que presentaría el equipo de Arizona, se dedicó a anotar e involucrar a sus compañeros para no tener que jugar más de cinco partidos. Y como todo el mundo, se verían sorprendidos por el huracan Condor que acababa con los Mavericks en siete partidos y volvía un año más a la final del oeste.

Ahora todo el mundo, al que les daba más rabia el equipo de Oklahoma que el mismo Lemmeis, daba como favoritos a los Lakers. A los Condors ya les iba bien jugar sin presión, y así fue como ganaron el segundo partido jugado en California. Con esto y la permisividad arbitral hacia Briones, que terminó el segundo partido con solo dos faltas a pesar de haber defendido a Marcus durante todo el partido.

Los Condors se pusieron 3-1 arriba en casa, tras volver a parar a Lemmeis en dos choques consecutivos. El fenomeno logró estallar en el quinto con unos históricos 49 puntos y siguió en estado de gracia en el sexto, con 53 puntos tras dos prórrogas. El equipo volvía a su feudo, pero su jugador estrella estaba exausto.

Con un físico privilegiado para jugar a baloncesto, parecía imposible que aquello ocurriera. Pero Marcus no podía más, la exigencia de la eliminatoria unida a su lesión en el tobillo habían acabado con él.
El del séptimo encuentro fue una sombra de su rendimiento habitual en un partido de infarto. Los Condors cambiaron su táctica y dejaron que él hiciera de las suyas y se cansara mientras los otros apenas entraban en juego. Lograron llegar tan solo cuatro puntos abajo al último cuarto y lograron un parcial de 35-17 gracias, en parte, al 2/11 que firmó Marcus en tiros.

Fieles al espíritu que les había caracterizado desde la renuncia de Wilton, los Condors llegaban a su segunda final y la jugarían precisamente ante quién tanto odiaban. Lemmeis, por su parte, pasaba por quírofano el mismo día que empezaba la definitiva serie que decidiría a favor de Washington como campeón de la NBA.

Realmente lo de la lesión había sido una verdadera lástima. A saber si de haber seguido con fuerzas hubiera podido ganar el anillo. Lo que estaba claro, es que viviría otro verano a la sombra de Randy Wilton y, además, se perdería los Juegos Olímpicos de Toronto con la selección.

1 comment:

Wilt said...

DIOS O_O O_O menuda imaginación, y aún por encima lo relatas como si fueras un escritor de novelas.

Veo que Wilton sigue en la brecha, es increíble, tus narrcaiones son tanr ealistas que hasta las haces en tiempo real... vamos, que a este paso las aventuras de Wilton continuarán varios años en este blog.

Lo del comentario de mi 'fallido' (desde mi pto de vista) post de LB James, me refería a tí, a tú comentario diciendome que habías releído varios post míos antiguos. Pues gracias a eso yo revise tb y tienes razón que mi post sobre James y Wade era muy bueno, hasta el punto enuqe no me creo que lo escirbiese yo, jejeje. Está claro que cuando se pone toda la ilusión en algo se borda, como te pasa a tí.

Bueno saludos, nos seguimos viendo por aquí wolf.